Antonio Sánchez|VIENA
Austria sufrió la misma suerte que la coanfitriona Suiza corrió contra la República Checa, y perdió inmerecidamente por 0-1 contra una Croacia que, si bien dominó la primera mitad, se hundió ante unos austríacos que demostraron que pueden jugar al fútbol. Una falta de Aufhauser sobre Olic en el minuto 3, castigada con la pena máxima por el arbitro holandés Pieter Vink elevó el 0 a 1 en el marcador. Luka Modric, la joven estrella croata, no perdonó y lanzó un balón bajo por el centro que el arquero austríaco no pudo atajar. Como propina, Pogatetz se llevó una cartulina amarilla por protestar la decisión del colegiado. El temprano revés dejó a los pupilos de Hickersberger noqueados durante buena parte del primer tiempo. Croacia se lanzó al ataque con pases largos y mucha rapidez de movimientos que llevaba una y otra vez a los delanteros Petric y Olic peligrosamente cerca de la portería de Macho. Por su parte, los locales perdieron la visión de juego y entraron en un mutismo sólo roto por algún disparo alejado, como el de Prodl en el minutos 17, que apenas daban trabajo al cancerbero croata.
La asfixiante presión de los croatas se tornó en falta de ideas y renovadas energías de los anfitriones. Entre el minuto 39 y el 41, Austria tuvo tres claras opciones de igualar el marcador gracias a Standfest y Harnic, que hizo suya la banda derecha. El segundo tiempo comenzó con mucho ímpetu austríaco y buenas oportunidades, como el pase al centro del área rival servido por Harnik en el minuto 56, que ningún compañero acertó a recoger.
El jugador del Werder Bremen lo intentó una y otra vez con carreras rápidas por el lateral. Croacia llegaba menos pero con más claridad y peligro y, en el 58, Olic a punto estuvo de elevar el 0-2 al marcador. La salida al campo del héroe austríaco Ivica Vastic, de origen croata, animó la distribución de juego de los austríacos desde el centro del campo. Korkmaz apretó más tuercas a los croatas, pero sin lograr el tanto del empate. Austria lo intentó con ganas, y Vastic, convertido en corazón de los austríacos hizo que el portero croata se empleara a fondo dos veces. Los de Slaven Bilic no daban abasto para detener a una Austria crecida y hambrienta de gol y los croatas recurrieron a perder tiempo para salvar su precaria victoria. Al final, Austria pagó por sus pecados y falta de juego en el primer tiempo, pero dejó claro que puede dar una buena imagen como anfitrión.