Doscientos partidos y uno de los tramos que más sobresalen en la historia del Mallorca. La aportación sobre el campo de Ariel Ibagaza ha tenido una influencia enorme en el crecimiento que ha experimentado el club balear en la última década. El argentino, que a día de hoy es el jugador franquicia de la entidad de Son Moix, repasa para Ultima Hora los 199 encuentros que ha protagonizado hasta el momento vestido de rojo. Una serie brillante y salpicada por todo tipo de sensaciones que le reafirma como el tercer futbolista con más participaciones del equipo en Primera y como el extranjero que más peso específico ha tenido en los 92 años de vida de los bermellones. Palabra del Caño.
No fue un año fácil en el comienzo, aunque al final acabó bien y lo recuerdo como un buen principio. Una de mis mejores temporadas. Al margen del gran papel que hicimos en la Liga, disputamos la final de la Recopa de Europa y ganamos la Supercopa. A nivel personal, recuerdo que me lesioné en el primer partido que disputaba en casa, ante el Espanyol, y estuve dos meses parado por una fractura en el quinto metatarsiano. Esa lesión me perjudicó bastante, porque si ya me estaba costando adaptarme al fútbol español, esa inactividad me hizo comenzar de nuevo. Recibí críticas porque no estaba rindiendo al nivel que todos esperaban. Incluido yo. Pero a raíz del gol que la marqué al Real Madrid, fui recobrando la confianza y el final de Liga fue extraordinario. Recuerdo de forma especial el 6-1 al Athletic de Bilbao y el último partido del Lluís Sitjar. Ganamos 2-0 al Celta de Vigo y fui el autor del primer gol. Stanko marcó el segundo, el último que ha marcado el Mallorca en ese estadio. Fue una tarde muy emotiva que seguro que la afición todavía recuerda.
Quizás uno de mis peores años a nivel de confianza. Ha sido el que más partidos ha jugado como suplente y todo arrancó mal. Después de haber hecho historia, se marchó Héctor Cúper y llegó Mario Gómez. En teoría, no tenía que cambiar nada. Todo se enfocó pensando en la previa ante el Molde. Allí logramos un buen resultado (0-0) y las expectativas que se habían generado fueron enormes. Todo el mundo pensaba en la Champions. Pero nos eliminaron y aquello fue un golpe tremendo para todos. Después se fue el míster y llegó Fernando Vázquez, que cambió el sistema, una modificación que me afectó principalmente. Tuve que esperar mi oportunidad, y la verdad es que resultó difícil, aunque de todo se aprende. En las últimas jornadas sí que fui titular y pudimos disfrutar de la victoria en el campo del Barcelona (0-3).
Sin duda, una de mis mejores campañas. Luis Aragonés me dio una confianza bárbara desde el primer día y disfruté mucho jugando al fútbol por la ambición que tenía el míster. Siempre quería ganar. Disputé 34 partidos del torneo regular, el año que más encuentros he disputado, y marqué muchísimos goles (10). Estuvimos peleando por el subcampeonato de Liga hasta el último minuto del último partido, pero el Deportivo de la Coruña tampoco pinchó en los cinco últimos partidos, que nosotros ganamos con exhibiciones de fútbol. Fue una temporada para enmarcar.