Gregorio Manzano es el hombre récord del Mallorca. El técnico jienense, que hoy cumple 52 años, ha hecho del banquillo de Son Moix el escaparate perfecto y en él ha patentado algunos de los registros más significativos de la historia del club balear. Autor material de la mayor gesta deportiva que se ha celebrado nunca en la Isla (el título de Copa del Rey del año 2003), el de Bailén aspira a convertirse algún día en el preparador con más peso específico en los más de noventa años de vida de los isleños, algo que podría culminar a medio plazo. De momento, está a sesenta y seis partidos de batir la marca de encuentros dirigidos que presenta Llorenç Serra Ferrer. Hasta que rebase esa cifra (lo hará si cumple el contrato que tiene firmado hasta junio de 2010) podrá presumir de unos registros a los que nadie había accedido.
Los últimos diamantes que Manzano ha añadido a su currículum son de un tamaño importante. La goleada con la que el Mallorca zarandeó el domingo al Recreativo (7-1) supone el resultado más abultado que ha dibujado el equipo en la máxima categoría, dejando obsoleto aquel 6-1 que recibió en su día el Athletic durante los mejores momentos de la era Cúper (temporada 1998-99). El saco de goles que se llevaron a Huelva los blanquiazules reposa ya junto a la victoria más aplastante elaborada nunca a domicilio. Se escenificó durante la primera etapa del andaluz en el archipiélago, concretamente el 3 de mayo de 2003. El conjunto rojillo plantó su bandera en el Bernabéu y lideró un triunfo épico, inolvidable, adornado por los tantos de Pandiani, Riera, Etoo, Carlitos Domínguez y Roberto Carlos en propia puerta.
El profesor ya tiene el pleno en la casilla de resultados más impactantes a favor, aunque en esa misma dirección también tiene un lunar: la derrota más sonrojante como local (0-5 ante el Valencia) en la Primera división española cuajó bajo su mandato.
En cualquier caso, el nombre del técnico irá siempre ligado a la Copa del Rey, la competición que le dio espaldarazo definitivo. Hasta su llegada a la entidad, el Mallorca había disfrutado de la competición del KO, pero nunca tan a fondo. Su techo máximo eran las dos finales que había pisado de la mano de los otros dos iconos de banquillo del club (Serra Ferrer y Cúper), aunque en ninguna de ellas había podido alzar los brazos. Sin embargo, todo fue distinto bajo el manto del jienense. Fue dejando víctimas por el camino, vapuleó al Real Madrid con otra actuación soberbia en el encuentro de vuelta y asfixió al Deportivo en la antesala de la gran final, donde coincidió precisamente con el Recreativo de Huelva. Los goles de Etoo y Pandiani ayudaron a imponer las credenciales rojillas y toda la Isla se subió a una nube en la que permaneció subida durante muchos meses. Tampoco hay que olvidar que antes de que pasara todo eso, el de Jaén ya se había metido a la hinchada en el bolsillo gracias a las pinceladas que le había dado al conjunto a su paso por la liga regular. Ganó siete encuentros consecutivos en la primera parte del ejercicio y llegó incluso a pelear por el liderato. Nunca más ha vuelto a hacerlo.