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Baloncesto

Un Menorca roto

El equipo de Casas, maltratado por las lesiones, frena su progresión tras perder ante un rival muy solvente en defensa y que raja la cita en el segundo cuarto. Un parcial de 3-17, liderado por la puntería de Douglas y el músculo de Garcés, fue clave

ViveMenorca 64 Pamesa Valencia 80 VIVEMENORCA (18+9+25+12): Stefanov (10), Ivanov (17), Stojic (9), Jesús Fernández (7), Varda (5) "cinco inicial", Moss (5), Marc Fernández (2), Marinovic (11), Shirley (0), Guzmán (3) y Mendiburu (1).

14 /36 en tiros de dos, 7/20 en triples y 15/28 en tiros libres. 36 rebotes (21 en defensa y 15 en ataque) y 22 faltas personales.
PAMESA VALENCIA (22+22+24+12): Williams (17), Douglas (11), House (0), Milojevic (14), Garcés (8) "cinco inicial", Oliver (9), Avramov (2), Claver (2), Miralles (4), Urtasun (7) y Barac (2). 17/31 en tiros de dos, 10/25 en triples y 16/20 en tiros libres. 31 rebotes (25 en defensa y 6 en ataque) y 26 faltas personales.

Àrbitros: Mitjana, Araña y Cardús. Eliminaron por cinco faltas personales a Timinskas y Jesús Fernández
Parciales: 18-22, 27-44 (descanso), 52-68, 64-80 (final).
Incidencias: 5.350 espectadores en el Pavelló Menorca. Lleno absoluto.
Xisco Cruz
Hielo, vendajes, Reflex, compresivos. El panorama en el banquillo era una postal de guerra, una secuencia de combate. El Pamesa Valencia danzaba por el partido y el ViveMenorca no hacía más que girarse hacia Nando Salom, el médico del club, al que se le amontonaba el trabajo. No era el día, y pronto se advirtió. Por las lesiones, que iban cayendo una a una. Por las prestaciones del equipo, pobres en ataque. Y por el rival, superior ayer. El equipo de Casas alzó pronto la bandera blanca y se entregó a un Pamesa mucho más entero y solvente, que paseó por Bintaufa una defensa extraordinaria y un potencial por explotar. No es el mejor día para evaluar al Menorca, pero lo cierto es que el escenario se ha transformado a la misma velocidad que Estudiantes y León han acelerado.

El aro iba escupiendo los tiros libres de Marinovic, o una bandeja sencilla de Stefanov. Mario Stojic firmaba -5 de valoración al descanso y Varda se agarraba la espalda, doblado de dolor. Salom iba de silla en silla tratando de cerrar heridas, pero Jesús Fernández se acababa de doblar un tobillo y se retorcía de dolor. El panorama era dantesco y con el equipo tan rajado al Menorca no le alcanzó para poder mirarle a los ojos al Pamesa, muy regular. Definitivamente, no era el día. Un buen segundo cuarto le bastó a los de Katsikaris para atrapar una victoria que frena la ascensión del ViveMenorca, al que no le va a quedar otra que seguir mirando hacia abajo.

El Pamesa impuso su músculo en el primer tiempo, en el que Garcés se forró y en el que apenas hubo noticias de los hombres altos del Menorca. Cada ataque del equipo de Casas se enredaba en la madeja naranja, que había convertido su zona en territorio prohibido. Pese a que Stojic abrió el partido con un triple y a que Ivanov ayudó cerca del aro, lo cierto es que el ViveMenorca tuvo buen aspecto hasta que el equipo de Katsikaris abrochó su defensa (9-8). Stefanov dirigía el partido de forma aseada y Douglas no se había enchufado, pero la segunda falta de Stojic cambió el escenario del choque. Con todo, y pese a que Douglas se sintió liberado, Varda e Ivanov lograron sostener a un conjunto que iba languideciendo a medida que avanzaba el crono (18-22, primer cuarto).

El segundo parcial puso sobre la arena a un Menorca atascado en ataque (7/19 en tiros de dos hasta el descanso) y a un Douglas acertado en el perímetro. La defensa del Pamesa creció un par de cuartas y el grupo de Casas se hundió. Un parcial de 3-17 lo reventó todo, pese a que el atrevimiento de Marinovic pudiera anunciar todo lo contrario (24-36). El cortocircuito en ataque era tangible y Douglas advirtió que había llegado su momento. Sus suspensiones hicieron añicos el encuentro, porque todo lo que vino detrás sólo sirvió para engordar la nómina de lesionados (27-44, descanso).

Con Varda fuera de servicio por una dolencia en la espalda, Moss con la rodilla echa astillas, Stojic cojeando y Stefanov aplicándose hielo en el muslo, sólo un milagro podía levantar el marcador. Y no llegó, pese a que el Menorca enjugó la ventaja en el inicio del tercer parcial (43-53), Shammond Williams creyó que había llegado el momento de liquidar la cita. En un abrir y cerrar de ojos se metió el partido en el bolsillo con siete puntos consecutivos (52-68). El último período fue un trámite, una fea agonía.

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