Más de una década siguiendo la Challenge da mucho juego. Deja muchas cosas en la memoria. Buenos y malos momentos. Pero por encima de todo, muchos amigos, rostros conocidos, familiares y siempre recibidos con una sonrisa en su reencuentro con Mallorca. La de 2008 no es una edición como otra cualquiera. Al margen de ver a IB3 tomando el histórico relevo de Televisión Española, estamos ante el adiós a la carrera del mejor corredor mallorquín de todos los tiempos. Si no cambia de opición, hoy será la última vez que Joan Llaneras tome la salida en la Vuelta a Mallorca. Pero también ha sido una entrega movidita. No tan lejos quedan los tiempos en los que el Illes Balears (ahora Caisse d'Epargne) nos tenía haciendo guardia permanente ante su autocar. Más lo quedan aquellos en los que Tauler, Alzamora, Colom, Horrach o Reynés, con el modesto LA Pecol, estrenaban sus maillots como profesionales. Eso sí, cuesta que llegue el relevo.
Quién no recuerda cuando un desconocido Alejandro Valverde recogía el testigo del inconbustible Paco Cabello y apenas podía expresar sus emociones tras estrenar su palmarés profesional, o cuando Toni Colom entraba en los anales allá por 2004. O la victoria de Reynés en Cala Bona, cuando Rojas celebraba por todo lo alto un honor que viajaba hacia Deià. Todo aderezado por Juan María Guajardo, la voz y la enciclopedia de la Challenge y del ciclismo español. Me quedo con las muchas horas de coche, los problemas para llegar a la cobertura de radio vuelta. Los pa amb oli y los variados que nos llenan el estómago tras un madrugón, o los finales en los que apenas unos minutos nos separan de los primeros clasificados. Con las broncas que nos han caído de los comisarios, las veces que hemos estado a punto de protagonizar algún que otro accidente de tráfico, los problemas con los agentes de la Policía Local, el apoyo de la Guardia Civil (que ya nos tienen calados)... Resulta difícil, pero todos estos ingredientes hacen que la semana grande para los que amamos el ciclismo sea muy especial. Demasiado a veces. Igual que la Challenge 2008. La que grabó en nuestra memoria las lágrimas de Alberto Contador. Él y su equipo son las últimas víctimas de la burocracia y los intereses que rodean a un deporte que, por fortuna, en Mallorca está vivo. Mucho más de lo que se pueda imaginar. Por eso, ya pensamos en volver en 2009.