Incrustado en mitad de tabla, a seis puntos de Europa y a cuatro del descenso, ahí está el Real Mallorca. El equipo de Manzano sigue moviéndose entre dos aguas, sin llegar a tomar impulso, pero también sin terminar de meterse de lleno en el fango de la clasificación. Una victoria en los últimos diez partidos son un bagaje demasiado corto para un equipo de la calidad del conjunto balear.
Ante el Almería se salvó sólo un punto, pero lo peor fue el juego exhibido que llegó por momentos a desesperar a una afición paciente y agradecida siempre con el grupo, pero que también tiene un límite y ese parece haber llegado.
Los baleares suman diez empates en lo que va de temporada, son el equipo que más tablas ha cosechado en Primera y ahí está localizada una buena noticia y otra mala. La mala es que no hay excesivos argumentos para batir al rival, la buena es que, pese a los desajustes defensivos que aparecen, sobre todo en jugadas a balón parado, la zaga más o menos cumple y hace posible equilibrar los números.
Sin embargo, el análisis general es más profundo que los aciertos o desaciertos que pueden tener lugar durante un partido y ahí es necesario incluir desde los asuntos extradeportivos -casos Jonás, Basinas y Víctor- a los estrictamente futbolísticos -lesiones, sanciones y cambios de equipo forzados y promovidos por el propio entrenador-. El Mallorca evidencia errores en su estructura y prácticamente todo desemboca en la falta de gol. Manzano hizo referencia el pasado domingo a la conclusión del partido disputado frente al Almería que ofensivamente el equipo no había estado bien. Al margen de las oportunidades falladas, no se llega a puerta con nitidez, bien por deméritos del equipo o por méritos de la zaga rival. Lo que es indudable es que el juego de bandas ha dejado de ser tan efectivo como lo era no hace mucho tiempo. Jonás no es el de antes y Arango no crea por la izquierda. Además, los continuos cambios de bandas que decide Manzano durante los partidos tampoco están dando resultados. Tuni lucha más que el venezolano, pero su intermitencia en el once titular le perjudica. En el centro del campo el único capaz de crear con criterio es Ariel Ibagaza, el resto de jugadores tiene una función que pasa excesivamente a un segundo plano. Borja Valero no es titular y Basinas hace tiempo que dejó de ser un valor seguro en la zona ancha.