La guerra está servida. Manzano abrió el fuego en plena resaca de la última jornada liguera -«en el Bernabéu tendremos al Madrid como rival y al árbitro como rival añadido», declaró el lunes en Onda Cero- y la réplica de Schuster no se hizo esperar. El técnico alemán pidió ayer el turno de palabra en la sala de prensa de Valdebebas y fue tajante. «Espero que se cumpla lo que dice, no podría pedir más. Espero que acierte, nos piten penaltis y les anulen goles para poder pasar la eliminatoria», bromeaba. «Cuando te abren un expediente por algo parecido, claro que no me gusta. Todos tenemos que ser iguales. Entiendo lo que ha dicho pero no me gusta porque no lo ha usado con otros equipos pequeños. Cuando hablas del Real Madrid siempre intentas buscarlo a través del tema arbitral, es una especie de táctica», añadía después.
Mientras el entrenador madridista explotaba, el bermellón matizaba en Son Bibiloni lo que había dicho veinticuatro horas antes: «El árbitro no es un oponente. Sólo quiero que sea justo e imparcial, pero no digo que Delgado Ferreiro fuera con el Madrid la semana pasada. En Madrid la figura del árbitro está especialmente vigilada y a lo mejor en su subconsciente prefiere mirar para otro lado en algunas jugadas porque sabe que está en un campo grande. Y es normal. Pero el rival es el Madrid», recordaba ante un auditorio más amplio que de costumbre.
El técnico del Mallorca se extendió en sus explicaciones. «No tengo nada en contra de ningún árbitro y mantengo con ellos una relación buena. El estamento me merece un gran respeto y no dudo. Es, simplemente, que en el último partido de la temporada pasada, en el de la Liga de esta y en el de Copa de la semana pasada, ha habido decisiones que no nos han favorecido. Es lo que quiero recordar, que cuando hemos jugado ante ellos los colegiados no han tenido una buena tarde, como tampoco las tenemos a veces los entrenadores o los jugadores. Me gustaría que Medina, que es paisano y amigo, tuviera una buena actuación», alegaba.