Inmerso en la recta final de la primera vuelta y en el debate que tienen como epicentro la unión de los tres principales clubes de la Isla, el Bàsquet Inca se juega (21 horas) buena parte de su futuro ante un Burgos que podría dejar en coma a los mallorquines si éstos no sumar la cuarta victoria del curso ante su hinchada en cuarenta minutos que han adquirido una trascendencia descomunal y pueden tener consecuencias vitales en lo que resta de competición regular. El Palau se prepara para vivir un partido de alta tensión, que puede relanzar de nuevo a los de es Raiguer o les pueden sepultar en las posiciones de descenso. Por eso, la victoria es la única consigna válida para un Bàsquet Inca que aterriza en el choque más importante del curso con tres derrotas consecutivas en su casillero, pero con nuevos argumentos para soñar. Tocados tras caer en Huelva, los gualdinegros vivirán el regreso oficial de Anthony Stacey ante su hinchada. Franco Rocchia, ya en la recta final de su recuperación, es la única ausencia en el bando balear, que volverá a encomendarse al músculo de Lamont Hamilton y necesitará de Terrell y la muñeca de Galarreta, Blanch y compañía para hacerse fuerte en la pintura ante un Burgos herido y que llega con los recursos justos y muchas urgencias en su hoja de servicios. Joan Riera llegará justo a una cita a la que los castellanos llegan como uno de los mejores visitantes del último tramo.
Remontada
De hecho, los de El Plantío han ganado sus tres últimos partidos fuera de casa (Cantabria, Rosalía y Los Barrios), balance que les sigue dejando con cuatro victorias, una más que el Inca y también en la cuerda floja. Lo Grippo, Diego García, Esmorís, Manu Gómez o Yordan Bozov forman la columna vertebral del cinco burgalés, uno de los más modestos de la categoría que ha sabido salir del pozo y remontar el 1-8 que acumuló en su casillero.
Los castellanos echan el resto para evitar caer a las dos últimas plazas y han apostado con fuerza por César Sanmartín, un ilustre veterano que a sus 32 años capitaliza las ilusiones de un Burgos al que también le va la vida en cuarenta minutos decisivos. El jugador formado en la Penya atesora un largo currículo en ACB y es toda una garantía para un Autocid que debe marcar el devenir más inmediato de los inquenses, que llevan más de un mes sin conocer la victoria (7 de diciembre, ante el Tenerife) y están obligados a recuperar su mejor versión para mejorar su mediocre balance (3-12) y no ver cómo un rival directo se escapa a dos victorias, con la permanencia de acompañante. Más después de verse superados en el último acto por un Ciudad de Huelva que fue sometido durante media hora por los baleares, que apelan al espíritu del Palau para recuperar sus mejores sensaciones después de que el CAI no ofreciera ninguna opción a un Inca que regresa a su centro de operaciones con una única misión.
El club ha hecho un nuevo llamamiento a su afición para que acuda en masa, pero pese a todo, la plantilla inquense es cauta y remite a una cita clave. Es el caso de Marc Blanch, quien advierte que el Burgos «es un buen visitante» y llegará «reforzado con Sanmartín, y con la intención de ganar. Como a nosotros, no les vale otra cosa», asegura el escolta catalán.