«Eso de que unas veces te dan y otras te quitan es la gran mentira del fútbol. Yo llevo ya tres años aquí y todavía no me han favorecido en nada». La frase no es nueva. La firmó un jugador del Mallorca el pasado 11 de noviembre en el avión que traía al equipo desde Madrid, apenas un par de horas después de caer en el Santiago Bernabéu por culpa de dos clamorosos errores arbitrales. Y seguro que ayer volvió a pronunciarse. La historia se ha repetido muchas veces a lo largo de la temporada y empieza a ser desquiciante. Da la sensación de que el conjunto de Manzano se ha convertido en el blanco perfecto de los colegiados y así es muy difícil progresar. Siete expulsiones en quince jornadas, decisiones surrealistas y un martilleo constante a la moral del vestuario. Es lo que le ha tocado sufrir hasta ahora al grupo bermellón en su accidentada travesía por la Liga.
La pesadilla comenzó el 16 de septiembre frente al Villarreal. El Mallorca cedía los primeros puntos del curso en su estadio después de que Nihat dejara petrificado a Moyà con excelso lanzamiento de falta y cuando el partido estaba a punto de consumirse, Castro se inventó un centro que Güiza utilizó para empatar el choque. Sin embargo, Pérez Burrull invalidó el tanto a través de su asistente, Lamsfus Bartolomé, y el equipo se quedó con las manos vacías.
Quince días más tarde, la visita al Ruiz de Lopera fue un nuevo suplicio. Ontanaya López decapitó al conjunto insular con la rigurosa expulsión de Ballesteros y remató la faena en el epílogo enviando antes de tiempo a la ducha a Dani Güiza. A la jornada siguiente le tocó a Pereyra y dos episodios después el damnificado fue otra vez Ballesteros. Sin tiempo para asimilarlo, Ramírez Domínguez se cargó a Miquel Àngel Moyà en Riazor y hace ahora dos semanas Ayza Gámez atajó la evolución de Varela. En este caso, además, el Comité de Competición fue especialmente duro y le castigó con dos encuentros de suspensión, mientras que el madridista Guti, en una situación idéntica y con muchos precedentes a la espalda, sólo recibió uno. Ayer, con El Sardinero como escenario, Webó cerró momentáneamente la lista.
Lo que también comienza a cansar son los gazapos de Iturralde González contra el Mallorca. De la extensa parrilla de colegiados que hay en activo en la Primera división española, el bilbaíno es el que más ocasiones ha dirigido a los isleños y su historial está lleno de puntos negros. En 1999, con el club disfrutando de uno de sus años dorados en Primera, el vasco dirigió un partido en Chamartín que se rompió con dos goles blancos que vinieron precedidos de falta (2-1) y que nunca debieron subir al marcador.
En diciembre de 2001 pasó algo similar, esta vez en el campo del Betis. Un controvertido penalti arruinó las ilusiones isleñas en un tramo estratégico del partido y hubo que agachar la cabeza antes de tiempo. Ya en febrero de 2003, el Mallorca visitaba el Vicente Calderón con Manzano al frente de las operaciones y el vizcaíno adornó la derrota de los bernellones con la expulsión del colombiano Harold Lozano. Además, tampoco señaló un claro penalti cometido sobre el hoy responsable de la cantera mallorquinista, Marcos Martín de la Fuente. Pero la equivocación que está más fresca en la memoria de los aficionados se encenificó el 4 de febrero de este mismo año. La escuadra balear acudía a Riazor dispuesta a dar un paso casi definitivo hacia la permanencia y se estancó por culpa de una pena máxima light que Fabián Estoyanoff convirtió en petróleo.
En El Sardinero esa tensa relación volvió a actualizarse y el principal perjudicado fue el delantero Pierre Webó. En las seis temporadas que lleva en España, el camerunés nunca había sido expulsado, pero ayer le tocó la china. Eufórico todavía por los efectos del gol 900 de la entidad en la azotea del balompié nacional, el africano peleaba un balón en la sala de máquinas ante un contrario, impuso el codo durante su carrera y el árbitro no dudó un sólo segundo a la hora de mandarle al vestuario. El africano, que estaba deseando volver el miércoles al Reyno de Navarra para reencontrarse con su antiguo club en la Copa, no podrá hacerlo. Sólo le queda la opción de que el Mallorca recurra y aun así...