Rafa Seguí El duelo de titanes que se presumía en el Estadi Balear no defraudó a nadie. El millar de aficionados que se congregaron para ver el partido pudieron disfrutar de fútbol en estado puro, excepto Miguel Arnáiz, fiel seguidor del equipo local que falleció hace unos días y a quien se le rindió un pequeño homenaje.
El partido empezó con una gran presión por parte del Baleares que dominó buena parte del primer tiempo. Las oportunidades se producieron desde los primeros minutos a consecuencia del buen juego. En el minuto 9, una pérdida de balón de los bermellones dio pie a una jugada que por poco no acabó en gol. Ésto sólo fue un aviso y durante los minutos siguientes, el equipo de Tomás Gibert tuvo un aluvión de oportunidades pero ninguna logró perforar la portería visitante. El Mallorca B, en el 26 y en una de sus pocas aproximaciones, logró el primer tanto por mediación de M. Àngel tras el saque de una falta. El equipo bermellón pasó sin pena ni gloria el primer tiempo, y Romero tuvo que trabajar mucho para que el marcador fuera favorable al terminar la primera parte. El árbitro, por su parte, no vio dos penaltis que se cometieron sobre Lucas, muy reclamados por los locales y por el público.
Ya en el segundo tiempo, el partido estuvo un poco más igualado. El Baleares, con ganas de empatar el partido, tuvo una oportunidad en el minuto 3 que Romero salvó con gran efectividad. El conjunto de Gibert no desesperó y tuvo su premio unos minutos después con un gran remate de Lucas, pieza clave del equipo. No contentos con el empate, tres minutos después y de nuevo Lucas volvía a amenazar la portería bermellona, pero el esférico se fue a la derecha del marco. El filial mallorquinista volvió a ponerse por delante en el marcador en el minuto 17, gracias a Emilio, que desvió el disparo de un compañero.
Los de Bauçà lucharon en todo momento por mantener el resultado favorable pero el Baleares no se dio por vencido tan fácilmente y volvió a crear oportunidades que no encontraron un buen final.
Entre tanto, el Mallorca B, que intentaba defenderse de todos los ataques de los blanquiazules, se ponía nervioso y Romero vio una tarjeta amarilla por perder tiempo. El colegiado indicó que se añadirían 4 minutos más al tiempo reglamentario, y en el 94, al borde del final, Lucas, la sensación del partido, marcó el gol del empate después de una jugada que remató perfectamente.