El Mallorca lleva nueve meses flotando en las alturas. El conjunto de Gregorio Manzano vive instalado en el optimismo desde que se sumergió en el año 2007 y un repaso global a los números que ha amasado desde el pasado mes de enero demuestra que se encuentra a un nivel muy cercano al de los grandes. En total, los baleares han reunido 36 puntos en los 24 partidos de Liga que han disputado hasta el parón de este último fin de semana, una cifra sólo superada por Real Madrid, Barcelona, Villarreal, Valencia y Sevilla.
Y eso que el año arrancó entre tinieblas. La plantilla isleña que echó el cierre al 2006 llevaba más de un mes sin ganar y andaba sumido en una profunda depresión que amenazaba con perpetuarle en los suburbios de la máxima categoría. Por si fuera poco, el primero en desfilar por Son Moix era el Athletic y se llevaba una victoria (1-2) que dejaba al equipo a las puertas del infierno, concretamente en la décimo séptima posición y a un solo punto de las plazas de condena. Las perspectivas eran tétricas, sobre todo, porque una semana más tarde los bermellones visitaban el centro de operaciones del líder, el Sevilla, del que nadie había extraído nada desde febrero de 2006. Cuando el derrumbe mallorquinista parecía un hecho, el plantel remontó el tanto inicial de Kanouté y levantó la mirada. De momento, no ha vuelto a bajarla.
Tras el punto de inflexión nervionense todo ha sido distinto. El Mallorca perdió una semana más tarde en su campo frente al Madrid (0-1), pero ya había encontrado el camino correcto. A partir de ahí, levantó un muro en torno al ONO Estadi y se agarró a la permanencia con todas sus fuerzas, hasta el punto de que a falta de seis jornadas ya había liquidado el asunto con relativa facilidad. Su actitud y su convicción le llevaron a completar una segunda vuelta de ensueño y la tranquilidad en la que se cobijó el equipo sigue reportando beneficios. Los gestores del club empezaron a cocinar el nuevo proyecto y lo hicieron a fuego lento, midiendo muy bien cada uno de los pasos a seguir y sus ingredientes. Gracias a ese margen, se mantuvo el caparazón del curso pasado y el Mallorca ha iniciado su camino por la nueva temporada desde el mismo punto en el que se salió hace un par de meses, como si nada hubiera pasado, como si el verano no hubiera existido.
La gran salida de Manzano y los suyos es la más llamativa desde el último ascenso a Primera (1997-98) y sirve para alargar unos números a los que no pueden llegar muchos equipos. De hecho, un vistazo superficial a la tabla del 2007 acredita que los únicos que han caminado por encima de los baleares le arrollan en cuanto a salidas y recursos. La inversión del pelotón de cabeza nada tiene que ver con la de la entidad insular, lo que dignifica aún más su extraordinaria trayectoria reciente.