Un año después, Ibagaza regresa al escenario de su calvario convertido en su principal amenaza. Hace exactamente doce meses, Ariel abandonaba el Atlético de Madrid por la puerta de servicio. El domingo vuelve convertido en el buque insignia del Real Mallorca, en el pichichi provisional del campeonato y en el extranjero en activo que más encuentros ha disputado en Primera División. Totaliza 258 y subiendo...
Ibagaza vivió un calvario el pasado verano. Un mes y medio después de haber renovado su contrato con el Atlético, el Caño se encontró de repente apartado por Javier Aguirre, en los albores de la pretemporada pasada. El mexicano se lo quitó de encima de un plumazo, una situación que empujó a su entorno a estudiar la posibilidad de presentar la primera demanda por mobbing. Cuando la situación comenzaba a ser insostenible, el Mallorca acudió al rescate.
El argentino logró rescindir su contrato con el Atlético y, con la carta de libertad bajo el brazo, firmar con el club balear por una sola temporada. Era un año para reivindicarse, para demostrarse a sí mismo que mantenía su buen nivel. Y eso hizo. Su talento propició la travesía más cálida de los últimos tiempos y su recompensa fue la renovación para las dos próximas campañas.
El domingo, un año exacto después de su marcha, Ibagaza se presenta en el Manzanares como el líder del rival, su principal amenaza y como el máximo goleador provisional del campeonato tras sus dos goles del pasado domingo frente al Levante.
Ibagaza no quiere vendetta a pesar de la presencia en el banquillo rival del técnico que le abrió la puerta de salida del Atlético. Aguirre le apartó del equipo desde el primer día y se pasó toda la pretemporada apartado junto a otra docena de compañeros, como Velasco, García Calvo, Musampa...
Manzano ha edificado el equipo como Ibagaza como su principal punto de apoyo. Su presencia o no marca las pautas a seguir por el conjunto bermellón. Como ha apuntado el técnico jienense, existe un plan A con el Caño y otro B sin él. Incluso no descarta utilizar el sistema alternativo, de dos pivotes defensivos, con el mediapunta argentino en el once. Precisamente el posible cambio de sistema es una de las incógnitas que preside la actualidad mallorquinista en las vísperas de la cita del próximo domingo en el Vicente Calderón.
Manzano medita reforzar la sala de máquinas con un doble pivote, que estaría formado por Pereyra y Basinas, fijando a Jonás y Tuni en las bandas, Ibagaza como faro ofensivo y Güiza en ataque. Ese sería el plan B, si bien no está ni mucho menos descartado que el entrenador de Bailén apueste de inicio por el mismo dibujo y once que goleó en la primera jornada al Levante, con el Guille como único pivote, Jonás y Tuni en las bandas, Ibagaza en la mediapunta, Güiza y Webó en la punta de ataque.