Fernando Fernández
Alcanzar las ocho victorias consecutivas en un inicio de temporada, atrapar a Mike Hailwood (1966) ya resulta imposible para un Jorge Lorenzo que puede presumir de firmar el segundo mejor arranque de todos los tiempos. Cinco victorias en siete Grandes Premios es un balance que alimenta su ansiedad por acumular récords, uno de los hobbies del vigente campeón del cuarto de litro y ya todo un ídolo del motociclismo, en el que empieza a romper moldes con sus singulares celebraciones. El piloto del Fortuna Aprilia jamás ha escondido su admiración hacia Max Biaggi. Pese a que este fin de semana, en Montmeló, dijo de Rossi que era «el más grande de toda la historia», el tetracampeón también transalpino sigue siendo el modelo a seguir por el pupilo de Dani Amatriaín.
A la misma altura en la que se encuentran inmersos Lorenzo, el Fortuna Aprilia y el Mundial 2007 de 250 centímetros cúbicos, pero trasladados a 1996, Biaggi apareció en Nürburgring (Alemania) para ser cuarto y sumar trece puntos, que le colocaron con 174. Para alcanzar y superar esta cota, el número uno necesita vencer en Donington Park, con lo que cazaría 25 puntos que le situarían con 178, lo que además le daría un mayor margen respecto a sus perseguidores, Dovizioso y De Angelis, colocados a 36 y 38 puntos del actual campeón, respectivamente. Llegar al frente de la general a estas alturas no es una garantía de lograr el título, ya que la muestra más próxima la tenemos en Dovizioso la pasada temporada.