Fernando Fernández
La falta de definición del color político de las instituciones y la limitación de los recursos humanos y materiales que manejan los responsables de la sede del Eurobásket 2007, que tendrá el Palma Arena como escenario del Grupo C (Alemania, República Checa, Turquía y Lituania), se han convertido en dos serios obstáculos que complican la promoción del evento, que tendrá lugar la primera semana de septiembre. De hecho, la campaña de difusión prevista se ha tenido que recortar de manera ostensible en cuanto a la instalación de vallas y carteles en diversos lugares de la capital (paradas de autobús...) ante la falta de presupuesto, que se reduce a la mínima expresión para llevar a buen puerto la publicitación del Campeonato de Europa de baloncesto. La actuación más próxima, a finales de este mes, será la instalación de banderolas en las calles, pero las campañas previstas inicialmente y las que se vienen desarrollando en otras ciudades (Madrid, Sevilla, Alicante o Granada) no llegarán del todo a Ciutat, cuya sede funciona con un equipo humano cuyo número dista mucho del que trabaja regularmente en otras. El director y responsable, Roland Groignet, cuenta con el único apoyo de Biel Hurtado, recientemente incorporado a tiempo total en las labores relacionadas con el Europeo, y el torneo ha tardado (se instalaron hace un mes) en recibir un emplazamiento en el pabellón.
Los inconvenientes a nivel de personal, pecuniarios y de publicidad no son los únicos problemas que sufre la sede, ya que el hecho de que las obras del Palma Arena no se hayan finalizado (se ha reducido la altura de la cúpula y se ha adaptado a las premisas de GreenBasket) retrasa la propia promoción del escenario de la competición. A ello se une la falta de un equipo de gobierno al frente del Consorcio (Govern, Consell y Ajuntament de Palma) que gestiona el pabellón, en el que las actuaciones de cara al Eurobásket se han retrasado hasta entrado el mes de julio. Tras la disputa del nacional de gimnasia, al fin será la hora del baloncesto en la instalación. El montaje de las gradas (con capacidad para 6.800 espectadores y cuyo aforo está vendido al 80%) dará paso al del parqué y el resto de infraestructura solicitada por la FIBA para el desarrollo de la primera fase del torneo. En la última semana de julio deberán haberse finalizado los citados trabajos, antes de que el 29 de agosto España y Alemania den forma al estreno del Palma Arena como cancha de baloncesto.
La campaña de voluntarios ha logrado reunir a cerca de un centenar de interesados, pero la importancia de un evento como el Eurobásket dista mucho de los medios con los que se trabaja en el corazón del Palma Arena para dar a conocer al público de la Isla la cita, que cuenta con iniciativas globales (guiñol...) como plataformas de lanzamiento. Pero no resulta suficiente y, aunque la capacidad para administrar los contados recursos es brillante, la falta de medios es un hándicap para los responsables de la organización local, que ha encontrado un aliado en la Federació de Bàsquet de les Illes Balears (FBIB).