Efe|SEVILLA
Los jugadores del Sevilla se dieron ayer un baño de masas, una fiesta que arrancó con un paseo por el río Guadalquivir, que fue seguido por miles de aficionados que vitorearon a los héroes de Glasgow y en especial al portero Andrés Palop, protagonista principal para que el equipo consiguiera, por segundo año consecutivo, la Copa de la UEFA. El catamarán que llevaba a los futbolistas, técnicos y dirigentes fue en todo momento escoltado por otras embarcaciones de motor con banderas sevillistas, además de hidropedales, piraguas y botes de remo, como eocho con timonedel club de Nervión que participa anualmente en la regata Sevilla-Betis. El ambiente creció conforme el barco se acercó a la zona del río que está en las inmediaciones del centro histórico de la ciudad y en la márgenes del Guadalquivir y en los puentes se concentraron miles de sevillistas con cánticos de todo tipo en favor de sus jugadores.
Después de dar una primera pasada por delante de la Torre del Oro, el catamarán continuó su travesía hasta volver otra vez a esta famosa torre sevillana que se encuentra en uno de los márgenes del río. Allí, sobre las diez de la noche, todos los componentes de la expedición volvieron a montarse en el autobús descubierto para ofrecer el trofeo a la Virgen de los Reyes, patrona de Sevilla, en su capilla de la Catedral, y posteriormente a la ciudad desde los balcones del ayuntamiento situados en la plaza de San Francisco, siempre acompañados y una ingente multitud de sevillistas. La fiesta concluyó después en los aledaños del estadio Ramón Sánchez Pizjuán, donde se instaló un escenario en la explanada de la tribuna del gol sur.
El recorrido desde el aeropuerto hasta el muelle lo hizo el autobús descubierto por una de las rondas de circunvalación de Sevilla y en todo momento estuvo escoltado por vehículos que portaron distintivos sevillistas y que hicieron sonar el claxon de sus automóviles. La embarcación también llevaba una gran pancarta con el lema «Bicampeón de la UEFA Cup» y los jugadores se relajaron con un agradable paseo en el que se situaron miles de sevillistas en las márgenes del río y en los distintos puentes que se cruzan. La otra cara fue el Espanyol. Un millar de seguidores blanquiazules, concentrados a las afueras del Estadio Olímpico de Montjuic, recibieron ayer a la expedición blanquiazul, que volvía de Glasgow al grito de «Campeones, campeones», a pesar de perder la final de la Copa de la UEFA ante el Sevilla.