Fernando Fernández
Cerrado el segundo capítulo del devenir del Palma Aqua Mágica por la Liga LEB, de ese tránsito que está destinado a conducir al club de Ciutat a la ACB, la entidad supera los resultados del pasado curso, pero se queda con el sabor agridulce del trabajo dejado a medias.
Porque después de ocupar una de las cuatro primeras plazas de la clasificación durante el grueso de la temporada regular, pese a ofrecer dos versiones desconcertantes y un baloncesto que no acababa de enamorar, la marcha de Àngel González Jareño fue el punto de inflexión que marcó un despegue que parece haberse quedado a medias.
La incorporación de Lou Roe reventó el mercado y revolucionó la liga. Sus puntos llevaron al Palma a recuperar un hueco entre los ocho mejores sumando cuatro victorias balsámicas, pero sellando su presencia en los «playoffs» en una apasionante última jornada (Gandía). No llegar con los deberes hechos llevó a los celestes a caer al séptimo puesto (19-15) y al peor costado del cuadro. Otra vez el Climalia León era el primer obstáculo en las series de ascenso. Drac Inca o CAI Zaragoza les podían aguardar en unas semifinales que estuvieron muy lejos, pero también en la mano.