El Mallorca 07/08 ha empezado a mostrar su perfil. El desembarco de futbolistas como Oscar Trejo, Emilio Nsué, Martí Crespí y Dani González implicará una inyección de juventud con escasos precedentes. Se trata de una clara apuesta por la cantera, un gesto que convertirá al club balear en uno de los cinco equipos de Primera con mayor número de jugadores indígenas, aunque el aspecto y potencial real del «nuevo» Mallorca está sujeto a un par de asuntos capitales: el fichaje de un delantero contrastado y la renovación de Ariel Ibagaza.
Nando Pons sabe desde hace tiempo que la llegada de un atacante solvente es una prioridad, aunque también se trata de una de las operaciones más delicadas. Las salidas de Maxi López y Diego Tristán, abrirán la puerta de entrada a Nsué y Trejo, que junto a Víctor Casadesús representan la delantera del futuro. Pero faltará una pieza, un tipo que garantice un mínimo de 10 goles por temporada y que suponga un salto de calidad definitivo.
Meses atrás, durante la apertura del mercado invernal, el Mallorca ya rastreó el mercado en busca de un delantero de primera fila, aunque sus elecciones resultaron imposibles. Pons estuvo a punto de firmar a Marco Di Vaio y también negoció con Milan Baros, pero las limitaciones económicas del club dieron al traste con ambas operaciones.