Miquel Alzamora
Ha llegado el momento de la verdad y el vestuario del Real Mallorca es consciente de ello. El domingo el conjunto balear visita Anoeta con la idea preconcebida de sumar los tres puntos y dar un golpe de efecto casi definitivo en la lucha por la permanencia. Matemáticamente todavía habrá mucho por decir, pero el golpe moral en caso de sumar una victoria sería trascendental. Además la próxima jornada hay un enfrentamiento directo entre Celta y Athletic de Bilbao donde también el Mallorca puede sacar provecho de ello. El principal objetivo del cuadro balear es hacer mejor todavía la victoria conseguida frente al Levante y todo pasa por no venir de vacío de Anoeta y mucho mejor hacerlo con los tres puntos en juego. Ayer en Son Bibiloni se vio de nuevo alegría en la sesión de trabajo. Nada que ve con hace ocho días cuando el equipo se reunió al margen del entrenador, después de hacerlo con el propio técnico. Las victorias tienen ese componente balsámico que sumergen al grupo en un estado de positividad total y esa inercia es la que el grupo quiere ahora aprovechar.
Tomar oxígeno y dejar definitivamente a un rival como la Real alejada es el objetivo de un Mallorca que vuelve a tener fe en sus posibilidades. Lo que está claro, como apuntó Guillermo Pereyra, es que no se pueden despreciar los puntos en juego en esta fase de la temporada. «Cada fin de semana se suman equipos en la pelea tanto para subir como para bajar y el que se descuide lo va a tener complicado. Nosotros ya sabemos de qué va esto y trataremos de no relajarnos, de pelear y de sumar en todos los partidos».