Tolo Jaume
Toni Prats dio ayer la cara en plena resaca de la derrota ante el Athletic Club y lo hizo con el poso amargo que le dejaron los pitos de una afición a la que pidió perdón por su gesto de contrariedad tras recibir el 0-2. El meta de Capdepera se sinceró para analizar la situación que atraviesa el grupo de Gregorio Manzano y para admitir su error al dirigirse hacia la grada. «Tuve una reacción bastante mala y lejos de lo que es dar ejemplo. Me disculpé después del partido y vuelvo a hacerlo. La situación es mala, el rival te marca equis goles en casa, los pitos, los gritos, los aplausos a los cambios del rival... mi reacción fue decir que no era el camino. Vuelvo a pedir disculpas y lo vuelvo a hacer porque estoy completamente arrepentido. En quince años de profesional no tengo que demostrar a nadie si era un mal gesto porque la gente ya sabe como soy», confesó Prats, que considera que la fórmula para conseguir una buena sintonía con la grada pasa por ganar.
Sobre la situación que vive el vestuario, el portero mallorquín admite que «el equipo está tocado como es normal después de los últimos resultados y los últimos acontecimientos que se han dado, pero forma parte de nuestro trabajo. Hace un mes que las cosas no salen bien y que se han torcido, así que hay que echar mano del tópico de trabajar y mentalizarse para sacar esto adelante». Prats hizo autocrítica en el plano individual y en el colectivo y apreció que «partido tras partido de los últimos cinco o seis se ha ido perdiendo confianza y de aquí a que hayamos llegado a la situación en la que nos encontramos». Además, también añadió que «esperamos que el partido ante el Athletic sea el definitivo y donde tiene que haber una reacción para cambiar esto, porque está claro que tenemos que ser conscientes de que hemos llegado al límite donde podíamos llegar».
Acerca de la posibles soluciones para aliviar la crisis, el ex jugador del Betis manifestó que «antes se daban unas circunstancias de que el equipo era más competitivo y ahora se dan otras en las que no lo es. Hay que volver a lo que hacíamos antes y esto se hace hablando, cogiendo la confianza que haga falta de debajo de las piedras, trabajando y mentalizándose. Por suerte o por desgracia en el fútbol y en todos los ámbitos de la vida lo que manda es la cabeza y ésta es la base». Además, resumió que «hace falta de todo» y explicó que «los futbolistas somos cabezones y nos tenemos que ver en el límite para reaccionar».