El Mallorca vuelve a la realidad de la Liga con la obligación de levantarse. Después de dos semanas de asueto en las que el conjunto balear ha tenido tiempo de reflexionar sobre su crisis, los hombres de Gregorio Manzano se toparán esta tarde con un encuentro fundamental para recuperar el pulso de la competición. Los isleños reciben en su terreno de juego a un Athletic en pleno proceso de reconstrucción y necesitan agarrarse a los tres puntos para volver a mirar hacia arriba y de paso, frenar la ascensión de un peligroso y directo enemigo (ONO Estadi, PPV, 17.00 horas).
Las tres derrotas sufridas en la recta final del 2006 (Osasuna, Racing y Valencia) arruinaron el buen inicio de temporada de los bermellones y engordaron de forma alarmante su carpeta de asuntos pendientes de cara al nuevo año, por lo que el partido de hoy se presenta cargado de urgencias. Manzano lo sabe y ha intentado cuidar todos los detalles que envuelven al choque para encontrar de una vez por todas la salida del laberinto.
La primera medida del jienense al regresar de las vacaciones fue concentrar a sus jugadores en un hotel de Illetes y recurrir a la terapia de grupo para encauzar su rumbo en el torneo. A su vez, el técnico va a intentar taponar todas las grietas que han ido apareciendo sobre el muro defensivo, aunque el sistema de seguridad sufrirá esta tarde dos cambios notables cuyo resultado es imprevisible. Para empezar, Manzano cambiará de cromos bajo el larguero y le dará la alternativa a Moyà en un momento especialmente delicado por todo lo que se viene encima. El guardameta de Binissalem, que todavía no ha debutado en el campeonato de Liga, encarnará la novedad más importante del primer once del año, pero no será la única.