Al filo de las siete de la tarde, con apenas doce grados en el exterior y en la soledad más absoluta, veinticinco futbolistas y un puñado de técnicos descendieron del autobús para cruzar la puerta del hotel Melià de Mar y dar comienzo a una concentración de tres días y dos noches, una mini pretemporada diseñada por Gregorio Manzano que el vestuario ha acogido con resignación.
De la cama al campo será el trayecto habitual de la plantilla del Real Mallorca en esta primera semana del año, unos días cargados de trabajo y charlas que el entrenador jienenese ha elaborado para alterar la dinámica perdedora. La jornada comenzó a primera hora en la Ciudad Deportiva, con una sesión de gimnasio y partidillo. Después, la plantilla se retiró a sus domicilios para reencontrarse a primera hora de la tarde. Entonces llegó el turno del balón y los disparos a portería. La escena se repetirá hoy en Son Bibiloni con la segunda doble sesión consecutiva de la semana.
El plan de estos tres días consistirá en el desayuno, el entrenamiento matinal, el almuerzo, la sesión vespertina, la cena y el descanso en el hotel Melià de Mar. Esta mini pretemporada concluirá el próximo jueves tras la sesión matinal.