Recurrir al mercado invernal se ha convertido en una tradición para el Real Mallorca. Desde que regresó a la nobleza en la temporada 1997-98, el club balear siempre ha tirado de este segundo plazo que hoy se abre para remodelar la caseta. Con los cuatro refuerzos del curso pasado (Nunes, Basinas, Pisculichi y Braulio), la entidad ha superado ya la barrera de la veintena en esas nueve campañas, la mitad en los dos últimos inviernos...
A pesar de esta tendencia, Gregorio Manzano no es partidario de reforzar la plantilla a mitad de temporada. De hecho, en su anterior etapa en la Isla (02-03) sólo se produjo una incorporación, el ovetense Angel Luis Pérez, y fue testimonial. Otros técnicos, en cambio, afrontan este mercado invernal como una segunda oportunidad para rectificar y enderezar el rumbo tras un comienzo dubitativo.
La experiencia de los últimos años en el Real Mallorca ofrece claros y oscuros. Y es que el mercado de invierno le ha proporcionado al club balear alguna alegría en el último lustro (Santi Ezquerro, Samuel Etoo, Nunes y Basinas), pero también bastantes decepciones (Milijas, Pineda, Angel Pérez, Braulio...).