Miquel Alzamora
La renovación de Gregorio Manzano una temporada era el primer paso que quería dar el presidente Vicenç Grande para empezar a sentar las bases de un proyecto a corto y medio plazo. Tanto el presidente como también el secretario técnico, Nando Pons, pretenden dar continuidad a un plan de trabajo que no contemple volver a empezar de cero, es decir, con un nuevo inquilino en el banquillo. Manzano reúne una serie de características bien valoradas por el club y a día de hoy se le ha renovado el contrato porque la opinión generalizada en la planta noble del ONO Estadi apunta a que el de Bailén es el mejor técnico que puede tener el Mallorca en estos momentos. El conocimiento del club, además de su forma de trabajar convencen tanto a Grande como a Pons y de ahí que se haya tomado la decisión de confiar en él por encima de los resultados conseguidos estas últimas jornadas. Grande ya manifestó que una decisión de esta envergadura no puede tomarse en función de uno o dos marcadores y se debe valorar el trabajo a nivel global. Éste es el factor que más ha valorado el club a la hora de hacer efectiva la renovación ya que, a nivel deportivo, en el seno del club, hay un convencimiento pleno de que la racha de marcadores variará.
Enmedio quedaron nombres como el de Fernando Vázquez, Bernd Krauss, Sergio Kressic, Jaime Pacheco, Benito Floro y Aragonés, que tuvo dos etapas, una en la campaña 00/01, -después se fue al Atlético- y otra en la temporada 03/04. A la conclusión de la misma fichó por la Selección Española. Precisamente lo que ahora pretende el Mallorca es encontrar un hombre de club, que pueda consolidarse en el banquillo y que además conozca la Liga española. Además el Mallorca quería enviar dos claros mensajes con esta decisión. Primero mostrar su apoyo al entrenador en estos momentos difíciles en el capítulo deportivo y segundo enviar un claro mensaje al vestuario fortaleciendo la figura del entrenador ante el grupo de futbolistas.