C.Román / M.Alzamora
Las últimas llamas del incendio que provocó la goleada del Barça (1-4) aún eran visibles ayer en la ciudad deportiva de Son Bibiloni. La decepción y el fracaso, que se instalaron en el vestuario del Mallorca tras el paso del conjunto azulgrana por el ONO Estadi, desembocaron en un sorprendente ejercicio de autocrítica que concluyó con un tono muy distinto al que había comenzado. Jugadores y cuerpo técnico se reunieron durante algo más de media hora sobre el césped de uno de los campos de Son Bibiloni para repasar errores y participar en una singular terapia de grupo que tenía como fin reconducir la situación en el interior del vestuario. El resultado fue un caliente debate en el que intervino una parte importante de la plantilla y en el que se produjo un llamativo intercambio de palabras entre el preparador físico, Toni Servera y algunos jugadores. Según se pudo apreciar después gracias a la imágenes de IB3 Televisió, el de Sant Llorenç les recriminó la actitud mostrada en determinados momentos y les reprochó que se hubieran dirigido a Nando Pons para transmitirle una serie de pegas: «Aquí ha habido alguien que ha ido a quejarse al secretario técnico porque entrenamos poco. ¿Quién ha sido? ¡Que salga!, ¡Que salga!».
El presidente Vicenç Grande, que por la tarde estuvo presente en un acto de las peñas, fue contundente al abordar el tema: «No sé lo que ha pasado ni me importa, a mi sólo me interesan los cuatro próximos partidos». Antes, los miembros del plantel habían analizado la película en la sala de prensa y le quitaron peso al asunto. «Son hechos normales en un vestuario», argumentaba Diego Tristán. «Cuando las cosas no salen o hay algo que mejorar el entrenador está para corregir cosas y los jugadores para dar su opinión. Afortunadamente, con Gregorio Manzano se puede dialogar siempre. Lo de hoy (ayer para el lector) ha sido una charla como la de cualquier otro lunes, salvo que en esta ocasión el Barça nos ganó y además, nos hizo cuatro goles», añadía.