El Mallorca afina su puntería. Juan Arango, Víctor Casadesús, Maxi López y Diego Tristán probaron ayer la mira de su fusil durante una intensa sesión de disparos que fue observada con lupa por Gregorio Manzano. El técnico jienense reunió a sus 9 para tratar de taponar la vía de agua abierta en el ataque del Real Mallorca desde que arrancó el curso. De hecho, el grupo balear es el segundo equipo menos goleado del torneo a pesar de ser, tras el Barcelona, el conjunto que más remates presenta en su tarjeta en las cinco primeras jornadas. La falta de gol es el principal problema bermellón en este inicio de campeonato. Sólo Arango, Maxi y Jankovic han sido capaces de perforar la portería rival. El venezolano marcó en Huelva, el argentino selló el tanto del triunfo ante el Espanyol -la única victoria rojilla- y el serbio firmó un golazo de lujo frente al Villarreal que no sirvió para evitar la derrota.
Una de los debates abiertos en estos albores del torneo apuntan al sistema de Manzano. El técnico jienense todavía no ha apostado por alinear de salida a dos 9 natos. Víctor y Maxi sólo han coincidido sobre el terreno de juego durante algunos minutos en las segundas partes pero jamás de salida. Manzano siempre ha acompañado al delantero centro con Arango, un interior zurdo adaptado a atacante en las cuatro primeras jornadas, y Jankovic, un centrocampista diestro que en la cita disputada contra el Villarreal jugó como segundo punta, por detrás del ariete. La llegada tardía de Diego Tristán, que apenas ha disputado los últimos cuartos de hora de los dos últimos encuentros, tampoco ha posibilitado verle desde el inicio, aunque el propio delantero sevillano apuntó el pasado martes estar en plenas condiciones físicas para jugar desde el inicio.
Precisamente esa falta de gol y la terapia de grupo realizada durante esta semana con los delanteros monopolizó las comparecencias celebradas ayer por dos de sus protagonistas: Juan Arango y Víctor Casadesús. Ambos reconocieron que al equipo le cuesta «demasiado» marcar un gol a pesar de la relativa asiduidad con la que pisa terreno enemigo. Al margen de este debate, la visita al Ciudad de Valencia aparece cargada de decibelios. Tanto el presidente del Mallorca, Vicenç Grande como los futbolistas reconocieron que el recibimiento en el campo del Levante puede ser «hostil» debido a las circunstancias que rodearon el descenso del equipo «granota» en la temporada 2004-2005.