Fernando Fernández
Tres meses y medio después, la LEB regresa. El espectáculo está aquí. El curso más exigente de todos los tiempos incorpora a la nómina de la competición a dos ilustres (Ricoh Manresa y Breogán) y da la alternativa a dos clubes que llevaban tiempo pidiendo paso desde la LEB-2 (Autocid Ford Burgos y Gandía). Pero por encima de todo, seguirá siendo una competición sin favoritos, con muchos aspirantes a las dos plazas de ascenso a la ACB y la emoción.
La que ofrecieron el Bruesa y el Polaris World Murcia en las pasadas semifinales, que dejaron una vez más a León y CAI Zaragoza con la miel en los labios. Estos dos clásicos, los descendidos y los que se quedaron antes por el camino dan forma a una Liga LEB apasionante. La undécima campaña, con el Melilla de decano y el Drac Inca cumpliendo una década de plata, pone sobre la mesa una nueva entrega de la rivalidad entre Drac y Aqua Mágica. Los de Ciutat han tirado la casa por la ventana y quieren dar el salto de calidad y categoría que se fijaron en su libro de ruta.
Tutt, Battle, Toledo, Pacreu y Miller conforman la basa del anterior proyecto. La pareja de bases del ascenso (Sala y Lewis), una muñeca de oro (Sergio Ramos) y uno de los jugadores que más promete (Massie) conforman la apuesta de Àngel González Jareño, que ha asumido el desafío planteado por la entidad con la meta inmediata de meterse en las series de ascenso. Desde ese punto, todo es posible y el Palma Aqua Mágica quiere soñar y hacer soñar a una hinchada ilusionada.