Cuando Rodolfo Fernández Farrés (Palma, 4 de abril de 1985) rentabilizó una asistencia de su amigo José María Guzmán con un mate de espaldas sobre la chepa de Navarro sólo tenía 18 años. Aquealley-hoop en el pabellón San Pablo de Sevilla en la Copa del Rey'04 provocó una catarata de elogios que le sirvieron para convertirse en el MVP más joven del torneo. Poco importó que el Joventut no ganara el título. Ni siquiera el triunfo del TAU pudo eclipsar el nacimiento de una estrella que ayer se consagró en el Mundial. Con apenas 21 años, Rudy vivió desde la arena los instantes decisivos de la semifinal ante Argentina. Poco importó que fallara un triple con el duelo inmerso en sus últimas refriegas, en ese último minuto que no permite ningún error. No agachó la cabeza y en el suspiro final capturó el rebote más importante de su carrera. Agarró el balón que caía del cielo, después de un lanzamiento de Nocioni, lo embolsó en sus manos y se puso a correr...Entonces, sonó la bocina.
A pesar del origen catalán de sus padres, que están vibrando del éxito de Rudy desde Barcelona, se siente mallorquín y no puede vivir lejos del mar. Su residencia habitual, en la localidad de Tiana, le permite evocar esos esperados veranos en Porto Colom. Unos momentos en los que se reencuentra con su pandilla y aquellos que le vieron encestar sus primeras canastas.
El Sant Josep Obrer ocupa un lugar especial en su corazón. Allí empezó esta fulgurante carrera en el deporte de la canasta y de ese lugar conserva recuerdos imborrables. Pep Izquierdo fue su primer entrenador. Apasionado del fútbol, no en vano llegó a jugar en las categorías inferiores del Mallorca, abandonó el Sant Josep Obrer como infantil de segundo año de la mano de su hermana Marta -una de las figuras de la selección femenina- tras recibir la llamada del Joventut.