Albert Orfila/J.M.Aguiló
Cort lo tiene claro. Todo pasa por Son Moix. El ambicioso proyecto urbanístico que planea el Mallorca es prácticamente inviable en otro enclave. Habrá nuevo estadio en un plazo de cuatro años, pero será proyectado donde está el actual. Vicenç Grande, que ha logrado el compromiso de Jaume Matas y Catalina Cirer, tiene claro que la propuesta que remitirá al Ajuntament de Palma en septiembre será prácticamente idéntica al anteproyecto elaborado por el Estudio Lamela y que estará sometido a un buen puñado de modificaciones, especialmente la altura de las torres.
Durante la reunión que mantuvieron el viernes en el Consolat Matas, Cirer y el propio Grande, apenas se valoraron detalles, pero sí se trazaron las líneas maestras de una operación que debe convertir al Mallorca en uno de los clubes más poderosos del mapa futbolístico nacional. La intención de la SAD balear, como avanzó este periódico, pasa por comprar Son Moix al Ajuntament de Palma y recibir las licencias necesarias para desarrollar su ambicioso proyecto. Las arcas de Cort ingresarían a cambio una cantidad ligeramente superior a los 60 millones de euros, además del 10 por ciento de cesión obligatoria.
Durante su reciente comparecencia ante los medios, el presidente del Mallorca incidió en que todo el proceso se desarrollará con «luz y taquígrafos. Se activarán los mecanismos de control que hagan falta».