Luis Villarejo|KAMEN
Cesc Fábregas ya conoce la receta para derrotar a Patrick Vieira. Lo hizo este año en Europa cuando el Arsenal mandó a casa al Juventus. En la ida, en Highbury, Cesc «bailó» a Vieira, que ahora mismo es el corazón de Francia.
Tal fue el meneo que dio Cesc al Juventus, que el propio Fabio Capello, futuro entrenador del Real Madrid si gana las elecciones Ramón Calderón, le ha dado el visto bueno a Pedja Mijatovic para que incluya a Cesc en su hipotético proyecto deportivo.
Todo por aquella eliminatoria. Capello no olvida. Ahora, en pleno Mundial, se vuelven a ver las caras Cesc y Vieira. El maestro y el alumno. Vieira siempre admiró a Cesc por un aspecto muy simple. Cuando Vieira tenía 18 años, él jugaba en el Cannes, un club modesto, y no había apenas debutado en Primera división en Francia. A Vieira le asombraba que su «niño» a los 18 ya fuese titular en un grande, en toda una Premier League. «Tú serás mejor que yo», le ha dicho más de una vez.
Por eso Vieira le suele decir a Cesc que con su edad, si se comparan ambas trayectorias, el futuro que tiene por delante es prometedor. Pero además Patrick Vieira y Cesc cuentan con un buen puñado de historias simbólicas.
Al marcharse Vieira al Juventus a cambio de 20 millones de euros, Arsene Wenger no se puso nervioso. Sabía que entonces era el momento del futbolista español. En un principio se habló de que Cesc podría lucir incluso el dorsal número 4, el número que lucía Vieira.