Rafael Nadal siempre ha sentido predilección por Wimbledon. Al jugador mallorquín le atrae la hierba, aunque apenas haya jugado sobre esta superficie. Consciente de que para firmar un buen resultado en el Grand Slam inglés debe acumular más horas sobre el césped, el tenista balear se marchó el pasado martes a Londres para entrenar en el All England Club. Ayer, sacó buena nota en su primer test -ganó en una exhibición a Nieminen- y hoy pasa un nuevo examen ante Philippoussis para calibrar su estado de cara al inicio del torneo más prestigioso. A partir del lunes, Nadal inicia una misión casi imposible.
El calendario ATP no facilita que Rafael Nadal pueda lograr un buen resultado en Wimbledon. El tenista mallorquín se ha convertido en el rey de la tierra batida. Acumula sesenta victorias consecutivas y hace diez días consiguió revalidar su título de campeón de Roland Garros. Durante la temporada sobre arcilla, el balear disputa un número muy elevado de partidos, por lo que su juego se habitúa a esa superficie. Nadal se encuentra con el problema que desde que levanta la Copa de los Mosqueteros y hasta que empieza Wimbledon apenas pasan dos semanas.