Fernando Fernández|BARCELONA
Ha cambiado la forma de actuar de Jorge Lorenzo. Y en casos como el de ayer, lo ha hecho para bien. En otras épocas, su enfado hubiera sido monumental. Ahora, el pupilo de Dani Amatriaín se muestra más sosegado, se lo toma todo con más calma, filosofía y sabiendo que «queda mucho Campeonato por delante. Me he planteado cambiar de carácter, encarar de otra manera las cosas y ser más frío».
El segundo puesto de Montmeló y su mal arranque era algo que el 48 «no esperaba, cometí errores en las primeras vueltas y se marcharon. No podía hacer nada, fui demasiado lento, pero opté por dar lo mejor de mí mismo. Estoy feliz con el resultado, pero todos sabemos que podíamos haber sido mejor». Los problemas de tráfico, en especial con De Angelis y su compañero Debón, también fueron determinantes para verse fuera de carrera demasiado pronto, aunque Jorge apela a su calidad para «ir de menos a más. Llegué a tiempo, pero las primeras vueltas marcaron la carrera. Creo que con una más, podría haber ganado», sentenció la gran baza de Aprilia de cara al título mundial de 250 centímetros cúbicos.
De hecho, comentaba en tono de broma que había llegado «un pelín tarde para pasarles a todos. El circuito me iba bien y el ritmo fue mejorando vuelta a vuelta. Fui a más y me planteé seguir con esa dinámica. Quería ganar, pero no podemos lamentarnos y quejarnos del resultado, porque he dado el máximo y la gente lo ha sabido agradecer», añadía en agradecimiento también al apoyo que recibió desde las abarrotadas tribunas del Circuit de Catalunya, un escenario en el que nunca había conseguido subir al podio, estadística que rompió ayer Jorge.