Hernán Bahos Ruiz|BERLIN
Brasil comienza en Berlín, en un cabalístico martes 13, la andadura en pos del sexto título mundial con un partido ante Croacia, rival que para Parreira y sus pupilos podría ser el principal escollo en la primera fase. Parreira, cuyo gran mérito es haber acabado un ayuno brasileño de 24 años sin títulos con la conquista del torneo de 1994, volvió al cargo hace tres años y medio en sustitución de Luiz Felipe Scolari. A diferencia del equipo táctico y poco vistoso que consagró en el Mundial de Estados Unidos, Parreira llega al de Alemania con un elenco lleno de astros que infunden respeto y admiración, encabezado por el mejor futbolista de los últimos dos años, Ronaldinho Gaúcho. En contraposición, la abundancia de especialistas en ataque deja como gran interrogante si en su nueva fase de trabajo encontró la fórmula para del equilibrio en defensa. Roberto Carlos advirtió en los últimos días sobre el peligro de sufrir con jugadas de contragolpe, aéreas y con balón detenido.
El capitán Cafú, que con 146 partidos es el que más ha jugado en la selección, anticipó un choque duro, por el hermetismo de los rivales en defensa y el veneno que imprimen cuando parten al frente. En suma, un «partido muy especial» se jugarán los brasileños por la expectación mundial para saber si el país favorito, el único que ha estado presente en las dieciocho ediciones del Mundial, está en condiciones de responder a las apuestas. Ganar en 2006 significará para Brasil doblar en títulos a sus inmediatos rivales: Alemania e Italia, que tienen tres. Y repetir una hazaña en tierras europeas que solo se vio en el de Suecia 1958. Los de Parreira dominaron las eliminatorias suramericanas, gracias a un mejor saldo goleador que el de sus enconados rivales argentinos. Prueba de su poderío también dejaron en la Copa de las Confederaciones al pasar por encima de Argentina y Alemania.
El presupuesto de los brasileños establece que como potenciales primeros del grupo F, el próximo obstáculo en los octavos de final debe ser, presumiblemente, Suiza o Corea del Sur. A partir de los cuartos de final puede pasar de todo, pero como en Brasil ser segundo es igual que terminar el último, cualquier otra cosa distinta del título supondría una mancha en el currículo de la más brillante generación que ya ganó títulos después de la de Pelé, Tostao, Gerson, Rivelino y compañía. El seleccionador Zlato Kranjcar, que dirige a Croacia desde julio de 2004, considera que Ronaldinho Gaúcho debe marcar la diferencia en el choque que se disputará en el Fritz-Walter-Stadion.