Amador Pons|PARÍS
No es fácil. Tratándose de un Grand Slam se da por supuesto que no hay rivales pequeños, pero a Carlos Moyà le toca medirse con uno de los cañoneros del circuito. El tenista mallorquín busca hoy (primer turno, once de la mañana, en la pista Philippe Chatrier) la tercera ronda de este Roland Garros ante Mikhail Youzhny, uno de esos jugadores que tienen mucha presencia cerca de la red y que no da nada de ritmo. Los especialistas sobre tierra batida no se sienten cómodos ante jugadores como Mikhail Youzhny. Su fuerza radica en el intercambio de golpes y el ruso es uno de esos tenistas que huye del peloteo, que busca terminar cuanto antes el punto. Es justo ahí cuando el partido se complica. El duelo entra en arenas movedizas y es indispensable salir de ahí para no caer eliminado. La última prueba la tenemos en el enfrentamiento entre Carlos Moyà y Max Mirnyi en el Torneo Illes Balears. Evidentemente que la tensión y que la motivación de la exhibición mallorquina no se puede comparar con un Grand Slam, aunque lo sucedido en el partido resume lo que podría pasar. En el momento que Mirnyi tuvo un porcentaje de acierto elevado con el saque y ganó cuatro puntos en el resto, el duelo se puso tan cuesta arriba que Moyà terminó perdiendo.
Afortunadamente, en Roland Garros se dan otros condicionantes. De entrada, el partido va a disputarse al mejor de cinco sets, lo que beneficia considerablemente al mallorquín. Porque los españoles son los que mejor preparados físicamente a los torneos y porque Youzhny deberá tener el porcentaje elevado durante mucho más tiempo. Carlos Moyà es consciente de que debe llevar la iniciativa en el juego para poder ganar y por eso confía en mantener el nivel mostrado en la primera ronda. Frente a Juan Antonio Marín, el jugador balear volvió a parecerse al que ganó Roland Garros en 1998. Un revés notable, un gran servicio y una derecha demoledora. Fue el dueño absoluto del partido y a medida que avanzaba el duelo cada vez estaba más dentro de la pista, una señal de su tremenda superioridad.
Especialmente al inicio del encuentro se espera un pulso entre Moyà y Youzhny para tomar las riendas del choque. Los dos cuentan con un buen servicio -probablemente sea la única faceta en la que el ruso es superior- y ambos son conscientes de que deben tomar la iniciativa en el punto con el saque para no entrar en el juego del otro. Si Moyà consigue que los puntos se decidan desde el fondo de la pista tendrá mucho ganado. En el intercambio, el ruso sabe que no tiene nada que hacer y habrá que vigilar los tiros ganadores a la desesperada que probará. Sus golpes son planos y viajan muy deprisa. Eso le hace cometer imprecisiones cuando el partido se juega sobre tierra batida, aunque si la pelota bota dentro da igual en la superficie en la que se juegue ya que la velocidad es muy alta.