Antonio Gutiérrez|EINDHOVEN
El Sevilla espera con ansiedad e ilusión la final de la Copa de la UEFA que disputará hoy en Eindhoven ante el Middlesbrough inglés, con la intención de incluir su nombre en el club de elegidos que se han proclamado alguna vez campeón de un torneo europeo. La entidad sevillista, que celebra esta temporada el centenario de su fundación, pondría a los fastos desarrollados por este motivo una magnífica guinda de un pastel que también podría ser aderezado con la clasificación para la próxima edición de la Liga de Campeones de Europa, algo que tiene complicado pero aún matemáticamente posible. El equipo de Juande Ramos atraviesa, sin duda, por el mejor momento de la temporada, lo que lo demuestra sus tres victorias consecutivas en las últimas jornadas ligueras -Real Sociedad, Getafe y Málaga- y también el triunfo ante el Schalke 04 alemán en las semifinales de la Copa de la UEFA. El técnico manchego, pese a lo apretado del calendario y la trascendencia de los partidos, ha sabido rotar muy bien a su plantilla y a este choque de Holanda llega con todos sus jugadores disponibles, una vez recuperados de lesiones y al no tener ningún sancionado.
Por ello, el «problema» de Juande es el componer un once titular, ya que cuando han faltado los llamados indiscutibles el recambio siempre ha estado a la altura. La recuperación del delantero malí Frederic Kanouté, que jugó algunos minutos el pasado sábado en Málaga, podría devolverle la titularidad en detrimento del brasileño Luis Fabiano, mientras que otra duda que existe es saber si Juande contará en el puesto de interior izquierdo con el canterano Antonio Puerta, autor del gol que metió al Sevilla en esta final, o con el brasileño Adriano Correia. Independientemente de ello, tanto el cuerpo técnico como los jugadores y dirigentes se han mostrado muy cautos y han querido apartarse de la euforia que viven los seguidores sevillistas, quienes no recuerdan una cita como ésta en las últimas cuatro décadas llenas de más sinsabores que de buenos momentos.
El discurso sevillista es el de que no hay favoritos y el de que en una final europea los equipos que llegan siempre lo han hecho por sus grandes virtudes, aunque los aproximadamente doce mil afortunados seguidores del conjunto andaluz que han logrado sus entradas intentarán que el trofeo viaje para España desde el Philips PSV Stadion. Algo parecido sucede en el club inglés, donde la ilusión también es desbordante en la ciudad y en los aficionados en este estreno como finalista de una competición europea. El camino que ha tenido que recorrer el conjunto que entrena Steve McClaren ha sido complicado, ya que ha superado, entre otros, a rivales históricos en el fútbol europeo como el Sttutgart alemán, la Roma o el Steaua de Bucarest rumano.