Con la cuarta plaza virtualmente asignada, el Drac Inca ha encarado la recta final de la fase regular con un doble partido: ganar y recuperar su mejor nivel de juego. El equipo de Es Raiguer está a unos pocos centímetros de distancia de completar un cuaderno de ruta extraordinario -si es cuarto obtendrá la mejor clasificación de su historia en la LEB-, aunque su gran obsesión está en rescatar la solvencia perdida y encarar las series de ascenso con el depósito lleno. En esas, aparecerá esta noche por el Palau el Melilla, un adversario aparentemente menor y que acumula varias jornadas peleando por evitar el descenso.
Gestiona el equipo norteafricano uno de los mejores entrenadores de la categoría -Josep María Izquierdo-, aunque eso no ha sido suficiente para evitar las curvas y acomodarse entre los ocho mejores. El Melilla ha sido toda la temporada un equipo intermitente e irregular. Sus altibajos se han traducido en series perdedoras que le han relegado a las cavernas de la clasificación. Su apuesta por diseñar un equipo en torno a Andre Turner ha estado siempre plagada de dudas. Turner es genial, pero tiene más de cuarenta años.Un trabajado triunfo sobre el Calpe (71-62) ha despejado casi todos los interrogantes que habían planeado sobre el Melilla. Con trece victorias en su cuenta corriente, tres más que el Plasencia -penúltimo- y cuatro más que el Calpe -colista-, el conjunto de Izquierdo respira tranquilidad, aunque la aritmética le sigue diciendo que el peligro está ahí. Con la reciente contratación de Paris Bryant, el Melilla cuenta con muchos recursos en el puesto de base. El ex jugador del Inca debía debutar el pasado fin de semana, aunque el club no pudo tramitar su licencia y su estreno oficial se producirá en una cancha que conoce perfectamente. Bryant también lleva muchos años en este negocio y durante su estancia en el equipo de Es Raiguer asumió un papel determinante en la salvación del equipo. Formó con Rocky Walls una de las mejores sociedades de la categoría y bajo ella el Drac forjó una agónica permanencia. Pocas semanas después firmó por el Cantabria, aunque sus prestaciones no fueron las mismas.