REAL MADRID (21+13+19+31) 84: Sonko (-), Bullock (18), Gelabale (7), Reyes (2), Hamilton (22) -cinco inicial-, Hervelle (20), Scales (7), Rakocevic (8), Hernández Sonseca (-) y Fisher (-).
BARCELONA (17+20+20+21) 78: Williams (6), Thornton (9), Basile (15), Fucka (7), Marconato (3) -cinco inicial-, Trias (4), Kakiuzis (4), Navarro (23), Cota (2), De la Fuente (5), Grimau (-) y Gasol (-).
Àrbitros: Zavlanos (GRE), Facchini (ITA) y Ankarali (TUR). Excluyeron por personales a Hervelle (m.37) y Reyes (m.39).
Jorge Muñoa|MADRID
El Real Madrid alargó la serie continental de cuartos ante el
Barcelona hasta el final, hasta el tercer y decisivo partido que el
próximo jueves asignará definitivamente el billete para jugar por
el título en Praga antes de que acabe abril y, en gran medida, se
lo debe al belga Axel Hervelle y al estadounidense Venson Hamilton,
los dos grandes protagonistas del duelo. La presión pocas veces
acaba en el patrimonio exclusivo de un equipo. Al Madrid le sobraba
porque partía de salida sin margen de error. Al Barcelona le
asistía el comodín de un tercer partido en casa y, sin embargo,
también cayó en las redes del agarrotamiento. Un clásico necesita
tensión, pero menos que en esta segunda entrega de los cuartos
europeos.
El agobio atenazó prácticamente a todos. Pudo, sobre todo, con los hombres llamados a establecer la diferencia, con los que normalmente pueden presumir de estadísticas abrumadoras. En ese grupo entraron el estadounidense Louis Bullock y el serbio Igor Rakocevic, acompañados por algún otro jugador, desde el bando local. También el grueso del pelotón azulgrana casi sin excepción.
En el apartado del coraje, por supuesto, ganó el Madrid. Es la única vía disponible que conserva para este tipo de citas. La rotación, la estructura y los conceptos de juego del Barcelona son más sólidos. La brega, por tanto, le hace menos falta. Al Madrid le resulta indispensable porque todavía necesita ajustar engranajes para sacarle todo el partido al arsenal. Al cabo, le sirve. La prueba salta a la vista. El Palau dictará sentencia. Antes, este mismo domingo, cobijará el clásico en versión ACB.