C.R.
El Mallorca ha recuperado el pulso de la Liga, pero sigue sin
perder de vista la enfermería. El equipo balear camina hacia una de
las funciones más trascendentales de la última parte del campeonato
y mientras intenta recomponer su autoestima, trabaja también para
recuperar efectivos de cara al partido del próximo domingo ante el
Athletic, en el que isleños y vascos se juegan un porción muy
importante de la permanencia.
En estos momentos, hasta seis futbolistas del conjunto rojillo sufren problemas físicos que les impiden trabajar con normalidad junto al resto del grupo y aunque sólo Campano está descartado para jugar en San Mamés, el plantel podría verse claramente diezmado si el resto de los tocados no evolucionan según lo previsto. Además, el grado de preocupación se han incrementado después de que Leonardo Pisculichi abandonara el entrenamiento de ayer aquejado de una sobrecarga. En principio, su salida del campo obedece unicamente a una maniobra de precaución, pero el jugador pasará las próximas horas entre algodones para asegurar su presencia en La Catedral, ya que su baja podría acarrear una serie de movimientos muy poco recomendables en estos momentos.
Pisculichi centró la atención de los focos después de resentirse de unas molestias que, en el caso de agravarse, reducirían aún más el potencial ofensivo de una plantilla a la que le sigue faltando pólvora. Aunque se desconoce todavía el alcance real de sus problemas, Gregorio Manzano teme que el argentino vuelva a quedarse al margen del equipo en una jornada especialmente comprometida para la formación isleña.