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Natación

«El noventa por ciento de los nadadores falla de cabeza»

Roser Vives exhibe una gran fortaleza mental para superar el peor momento de su carrera deportiva/«He tocado fondo, pero intentaré llegar a Pekín»

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Resulta imposible pensar en la natación balear de la última década sin toparse continuamente con alguno de sus éxitos. Roser Vives Moyà (Palma de Mallorca, 1984) es una de las deportistas más importantes de las Islas. Medallista europea, finalista en el Mundial y olímpica en Atenas, la nadadora está rebrotando «después de haber tocado fondo». El sobreentrenamiento y un accidente de tráfico le han tenido parada más de medio año. Ahora vuelve a recuperar la forma y se ha fijado como primer objetivo el Campeonato de España de verano. No se obsesiona con el Europeo de Budapest y confía en estar en el Mundial del año que viene y en los Juegos de Pekín. La noticia más positiva es que «no se me ha pasado por la cabeza retirarme».

Llegó a los Juegos de Atenas con la condición de medallista europea y de finalista olímpica, pero en la cita griega vivió una experiencia negativa. Cayó eliminada en las eliminatorias y regresó descontenta de su resultado. «No me dio tiempo a concentrarme. A mí me gusta mentalizarme. Me motiva saber dónde estoy; lo importante que es la prueba en la que compito. Pero a mi entrenador (por entonces Joan Fortuny) le gustaba hacer dos entrenamientos. Y entre que nos levantamos, entrenamos, llegamos al club, no me dí cuenta y ya estaba compitiendo. Fue todo demasiado rápido. Salí muy lenta y no me clasifique».

A su regreso de Atenas, Roser Vives decidió darle un vuelco a su vida y volver a Mallorca. Pero su primer año en la Isla fue un desastre. El sobrentrenamiento y un accidente de tráfico le dejó un año en el dique seco. «Hablé con Fortuny para explicarle que quería volver a casa. Ya había tenido sobrentrenamiento antes del Europeo de Madrid, pero estuve una semana y media sin entrenar y conseguí recuperarme. Pero después de Atenas llegué a Palma muy tocada. Estaba estresada porque no era independiente, tenía que sacarme el carnet de conducir, buscar piso, la universidad, las ganas de no quedarme estancada, de seguir arriba. Seguramente fue una presión demasiado alta». Es imposible que una ganadora se conforme y Roser Vives es una ganadora. Por eso, y pese a haber tocado fondo, mira hacia los Juegos Olímpicos de Pekín, aunque con respeto. «Que llegue a Pekín dependerá de cómo evolucione este año. Si me empiezo a acercar a mis marcas tendría todavía un plazo de dos años, con lo que sería posible llegar».

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