Fernando Fernández|JEREZ
Sin palabras se quedó Jorge Lorenzo ante los medios para poder dar
luz a las incontables sensaciones que pasaban por su cabeza. Es su
primer triunfo en España (fue segundo en Valencia, 2005) y suponía
la recompensa a un duro invierno de entrenamientos, trabajo y
dedicación que le permitían tocar el cielo en Jerez, una pista a la
que le tenía muchas ganas.
«Es fantástico, increíble... Ganar en casa no tiene comparación, es una sensación que no se puede describir, en especial por la gente. Ves a muchos y al mismo tiempo no ves a nadie. Nunca lo había sentido y por eso quise compartir mi alegría con ellos. Es una gran alegría ver que la gente te quiere», admitía el piloto del Fortuna Aprilia, quien admitió que pese a la autoridad exhibida a lo largo de las 26 vueltas «ha sido el Gran Premio más difícil de mi trayectoria profesional, pero supe salir adelante cuando se puso cuesta arriba».
Y es que Jorge no lo vio nada claro, pues los neumáticos empezaron a flaquear «y ya no quise arriesgar más», además de ver como su compañero Héctor Barberá y Alex De Angelis le ponían en serios apuros en la primera mitad del Gran Premio de España. «Ahí pensé que se iba todo al traste, pero supe mantener la concentración, sólo pensaba en pilotar fino Encima, se me iba la moto y tenía problemas con el crono que me impedían saber en qué tiempos iba, pero me decía a mí mismo, venga, hazlo como sabes, y salió bien», comentó.