Dos no se pelean si uno no quiere. Y Pepote Ballester no está dispuesto a entrar en guerra con Francisco Villalonga. Lleva diez días en el punto de mira. Acusado de ser ecabecilla de la moción de censura que pesa sobre la Federación Balear de vela, el director general de Esports prefiere guardar silencio y mantenerse al margen. Su entorno alaba su postura. No ha entrado a valorar las situaciones de ninguna federación y tampoco lo va a hacer con la de vela, aunque sea «su» deporte. Dicen que ha recibido muchos mensajes de ánimo, aunque él con la grabadora en marcha sólo se limita a manifestar que no quiere hacer declaraciones al respecto.
Hace tiempo que Pepote Ballester presumía que Francisco Villalonga iba a cargar contra él. Los dos son hombres de vela, un mundo en el que todos se conocen. Los planes del presidente de la Balear de vela se hicieron públicos cuando realizó unas declaraciones incendiarias a la Agencia EFE. Entonces el director general d'Esports decidió no hablar y tampoco ha querido valorar la rueda de prensa que dio Villalonga el pasado martes.
Pepote Ballester prefiere seguir haciendo su trabajo. Considera más oportuno visitar a las componentes del Centre de Tecnificació de gimnasia artística para saber si los aparatos que han recibido últimamente son los que necesitaban, revisar que las ayudas que deben recibir los deportistas sean las apropiadas, comprobar que las obras de Sant Ferran cumplen los plazos.