El ex waterpolista olímpico madrileño Jesús Rollán falleció a los 37 años tras precipitarse a la calle desde una terraza del balneario de La Garriga donde llevaba desde el mes de octubre en tratamiento médico. Rollán, mejor portero del mundo, fue figura destacada en los principales éxitos de la selección. La familia de Rollán se ha desplazado desde Madrid a Granollers, en cuyo depósito se encuentra el cadáver.
El tratamiento que seguía Rollán en La Garriga (Barcelona) era sufragado por el COE, al que había acudido en busca de ayuda el propio ex waterpolista. El presidente del COE, Alejandro Blanco, decidió reactivar el programa Tutoría de Deportistas y Rollán fue uno de sus primeros beneficiarios, una vez que se comprobó que el campeón olímpico y mundial tenía «problemas».
La última vez que el Comité Olímpico Español supo del estado del ex portero de waterpolo fue la semana pasada, por medio del responsable del programa de tutoría del COE, Alfredo Gómez, quien habló con la madre de Jesús Rollán y entonces aparentemente todo seguía un curso normal.
El director general del CSD, Rafael Blanco, se ha mostrado «impresionado» por la trágica noticia que le había comunicado Manuel Estiarte, quien siempre estuvo pendiente de él. «Quizá se le juntó todo, su retirada como jugador, problemas con su mujer, de la que se separó, y problemas para ver a su hija», ha indicado Blanco.
En Mallorca
De hecho, antes de iniciar el tratamiento médico que no ha podido
llevar a buen puerto, Rollán formó parte del staff técnico de la
Direcció General d'Esports. El mítico portero estuvo trabajando en
Balears con las miras puestas en potenciar este deporte en el
archipiélago. Su incorporación fue una apuesta personal del equipo
de Pepote Ballester y era uno de los fichajes estrella dentro del
Pla Esportiu 2005-08.
Durante un período aproximado de dos meses, Rollán supervisó en primera persona la labor de la base y los equipos de categoría nacional, antes de poner rumbo a Madrid en vistas a iniciar su recuperación.