Apenas cinco días después de deshacer las maletas y asumir el mando de las operaciones, Gregorio Manzano se enfrenta hoy a un desafío descomunal en su intento por esquivar la tragedia. El Mallorca visita al Málaga, compañero de miserias, con la necesidad de vencer para divisar el cielo y endulzar el reestreno del técnico jienense en el banquillo balear. Con la autoestima bajo mínimos, el grupo de Manzano corre hacia la salvación, pero el camino está lleno de obstáculos y las caídas son frecuentes.
El triunfo le permitiría vislumbrar más cerca la salida del laberinto, aunque no le garantiza salir del descenso. La derrota, en cambio, le deja con la soga anudada al cuello con Real Madrid y Racing en el horizonte. Así de sencillo. Así de cruel (19.00 horas, La Rosaleda). Gregorio Manzano dejó al Mallorca en la cumbre de su historia y con una Copa recién lavada en el museo y ahora, casi tres años después, se encuentra con un náufrago desconcertado, a punto de ahogarse en las arenas movedizas de la Liga.
El entrenador andaluz, tras atender la llamada de auxilio del club después de la dimisión de Héctor Cúper el pasado lunes, parece haber llegado a tiempo para el rescate. Hoy abre su segundo ciclo en Málaga, curiosamente su penúltima estación -fue destituido a mediados de la pasada temporada- donde buscará un marcador que le permita rehabilitar a una plantilla que ha vivido demasiadas emociones desde que arrancó el curso.