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Fútbol/Real Mallorca

Las dos caras de la moneda

Cúper ha firmado trayectorias muy distintas en sus dos etapas en el Mallorca

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Es curioso el mundo del fútbol. El mejor entrenador de la historia del Mallorca abandonando el club por la puerta de atrás. Héctor Cúper, el «Dios bermellón», despedido con pañuelos de Son Moix. Parece el mundo al revés. ¿Quién podía imaginarse cuando decidió regresar hace poco más de un año que el argentino se vería obligado a presentar la dimisión?. El técnico de Chabas no ha encontrado la fórmula para remontar la caída libre del equipo. El mismo preparador que dejó en su primera etapa al grupo rojillo en Champions tras firmar la mejor clasificación en Liga de los casi 90 años de existencia, ha bajado los brazos a medio curso con el Mallorca como colista. En 1999 Cúper dejó el club para seguir creciendo personalmente. Ayer se marchó por «el bien del equipo». La temporada 1997-98 el Mallorca acababa de recuperar el estatus de equipo de Primera División y Bartolomé Beltrán decidió darle la batuta del primer equipo a un entrenador argentino absolutamente desconocido en España y que llegaba procedente del Lanús. Era un desconocido con un gran espíritu y su filosofía no tardó demasiado en consolidarse. El Mallorca era un equipo muy seguro en defensa, prácticamente inexpugnable. No marcaba demasiados goles, pero encajaba muy pocos.

El Mallorca empezó a crecer muy pronto con Héctor Cúper. Ganó en la primera jornada al Valencia (2-1) y encadenó un buen comienzo de temporada. Era un equipo con una capacidad de entrega bestial, que superaba todos los obstáculos que le salían en el camino. Pudo rehacerse después de una racha de seis partidos sin ganar. Lo hizo con una victoria en el Vicente Calderón y desde entonces la trayectoria del grupo bermellón describió una línea ascendente que le permitió terminar el curso en el quinto puesto de la clasificación. La primera temporada de Cúper en el Mallorca fue un año de muchas sensaciones. Se despertó de nuevo el sentimiento mallorquinista, comenzó a crecer el número de socios y se volvió a jugar finales. Ese curso, el equipo balear disputó la final de la Copa del Rey en Mestalla. Fue un partido muy emocionante, en el que el muro rojillo consiguió detener las continuas embestidas del Barcelona de Van Gaal que quería aprovechar su superioridad numérica. El Mallorca aguantó hasta los penaltis, aunque terminó perdiendo.

La excelente temporada provocó que el Mallorca le renovara el contrato a Héctor Cúper. Había sido un año de ensueño y la afición reclamaba la continuidad del entrenador argentino. El segundo curso del de Chabas en la Isla fue todavía mejor. Ya empezó ganando. Antes de que se iniciara el campeonato, el conjunto balear se imponía al Barça en la Supercopa. Vencía en los dos partidos (2-1 en Son Moix y 0-1 en el Camp Nou) y lanzaba un claro mensaje para el resto de equipos y para la afición: el Mallorca iba a más. El curso 98-99 fue mágico. Porque el triunfo en la Supercopa tuvo continuidad durante toda la temporada. Pese a haber vendido a algunos de los activos más importantes de la plantilla, el entrenador argentino supo rearmar bien a la platilla y conjuntar a un bloque todavía mejor que el que tenía.

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