La expedición del Fútbol Club Barcelona llegó ayer a Palma con todo su armamento y fue recibido a lo grande por sus incondicionales, que le tributaron una calurosa bienvenida poco después de aterrizar en la terminal de Son Sant Joan. Aunque en la constelación de estrellas culés faltaba uno de los jugadores más carismáticos de la plantilla, el ex mallorquinista Samuel Etoo, los aficionados que aguardaban la llegada del campeón vibraron con la presencia de Víctor Valdés, Messi, Deco y sobre todo Ronaldinho, que se convirtió en el centro de todas las miradas a su contacto con el suelo balear. El astro brasileño, que a su paso era reclamado por hinchas de todas las edades ansiosos por conseguir un autógrafo o una fotografía, provocó un gran revuelo entre los seguidores y extendió el gesto surfero que le caracteriza entre todos los presentes.
Messi y Deco también fueron protagonistas. El argentino ha enamorado a la parroquia azulgrana gracias a su desparpajo sobre el terreno de juego y se ha convertido ya en uno de los personajes más admirados del Camp Nou a pesar de su juventud. El portugués en cambio, accedió al corazón del barcelonismo la pasada temporada y los seguidores le profesan un cariño muy especial, tal y como se demostró ayer en Ciutat.
El revuelo que invadió el aeropuerto se disolvió poco después de que los jugadores accedieran al interior del autobús que les trasladó directamente hasta el Hotel Gran Melià Victoria del Paseo Marítimo, donde también había una representación de la afición azulgrana aguardando la llegada de los jugadores. En esta ocasión el recibimiento fue mucho menos acogedor, ya que el vehículo que los transportaba les dejó en una zona de acceso restringido y los futbolistas se perdieron poco después en el interior del hotel.
La delegación azulgrana llegó a Ciutat encabezada por el presidente del club, Joan Laporta, que viajó acompañado de los directivos Josep Cubells, Antoni Rovira, Albert Perrin y Rafael Yuste.