El Betis no hizo nada, pero atrapó un punto. El Mallorca se movió a base de impulsos, amasó ocasiones de lujo, pero acabó entregado a su mala puntería, a su falta de contundencia en las áreas. El estreno de 2006 no alteró el guión del año pasado. El grupo de Cúper quiso, pero no pudo. Acarició el triunfo, pero regaló el empate ante el equipo con menos argumentos que ha desfilado por Son Moix durante este curso (1-1).
Cuando el viento parecía soplar de cara tras el primer abrazo de Jonás Gutiérrez con el gol, un error de Iuliano unos minutos después arrojó a la basura todo el sudor acumulado en los postres del primer acto. En el segundo, Cúper tiró de todo su arsenal, encerró al Betis en su parcelita del área, pero se estrelló contra su propia ineficacia. Okubo miró de frente a la victoria en los estertores de la cita, pero su mano a mano con Doblas acabó entre las piernas del portero y no alteró un empate que mantiene al Mallorca en la frontera del peligro, mirando por el retrovisor a la zona de descenso y con el final de la primera vuelta en el horizonte.
En siete minutos extraños se cerró un partido trabado, infame, con más ocasiones que fútbol. En realidad toda la cita fue un carrusel de incongruencias en el que brillaron algunas galopadas de Jonás Gutiérrez por su orilla y los regates de Tuni en su carril. Cada balón que pasaba por sus botas se convertían en amenaza para el rival y en bendición para el compañero. El Betis despreció el balón, lo fió todo a las carreras y las prisas. Nada que ver con el buen gusto. Rivera y Assunçao se enredaron en la incomprensión, Joaquín paseó su tristeza y Xisco no dio señales de vida. Sólo el brasileño Robert inquietaba a la zaga más por su aparatoso físico que por su calidad.
El Mallorca dominó durante la primera media hora y descubrió flaquezas en la defensa de su rival, una zaga que contagió su inseguridad al resto de líneas. Sin alardes, pero con una actitud encomiable, el grupo isleño rozó el gol a los cinco minutos. Fue tras una buena acción de Tuni, uno de los mejores del duelo a pesar de jugar con fiebre, que acabó con un disparo a las nubes de Jonás en la otra orilla. Un error de Rivas, lamentable durante toda la tarde, derrumbó al Betis y revitalizó a la hinchada. Al central le quemó el balón, despejó al centro y Jonás le puso el lazo al regalo. El argentino sacó a paseo su diestra para dejar en evidencia a Doblas y estrenar su cuenta en la Liga española (min. 28).
La alegría no duró mucho. Iuliano convirtió en oro un patadón de Rivas y Robert justificó su fichaje con una vaselina que perforó la portería de Prats tras unos segundos de misterio. Un resbalón del central italiano, que no supo despejar el balón, desembocó en un nuevo gol en contra (min. 35). El Mallorca acusó el mazazo y el grupo de Serra Ferrer merodeó por el segundo tanto. Joaquín, en su única acción de mérito, conectó una rosca que Prats escupió con su guante izquierdo al larguero.