El Real Madrid se despide de 2005 sin títulos, obligado a mejorar la reciente imagen tras un nuevo traspié en el Bernabéu ante Osasuna y con la necesidad de vencer a un Rácing de Santander plagado de bajas, para que sus aficionados inicien el 2006 con buen sabor de boca e ilusionados con el futuro. López Caro y su plantilla piden paciencia al público del Real Madrid. «Si tienen ahora paciencia recibirán muchas alegrías», reconoce el técnico. «Robinho y Baptista se sienten incómodos en el Bernabéu», desvela Míchel Salgado. Son declaraciones que sacan a la luz el estado de inquietud en el que está instalado el vestuario madridista cuando juega en su propio estadio. Por eso, están conjurados para no sólo vencer al Rácing de Santander, sino para voltear la imagen ofrecida ante Osasuna en lo que se convirtió en un nuevo paso atrás en la Liga.
Llega López Caro al partido feliz por la apuesta del club y la directiva que le confirma hasta final de temporada y centrado en mejorar las facetas del juego que fallaron ante Osasuna y que impidieron a su equipo derrotar a un rival en inferioridad numérica. Para ello recupera a Zidane, que brilló los minutos que jugó el domingo, pero a las habituales ausencias por lesión de Woodgate y Raúl les suma por sanción las de Míchel Salgado y Guti. Por su parte, el Málaga recibe al Villarreal acuciado por las bajas y por la necesidad de conseguir una victoria, tras cuatro partidos sin ganar y después del empate que obtuvo en Santander. El Villarreal, por el contrario, viaja con la intención de cerrar con una victoria el mejor año de su historia, lo que además le permitiría acabar el 2005 en puestos de Liga de Campeones.
El conjunto andaluz está muy mermado por las ausencias de Juan Rodríguez, Marcelo Romero y el gallego Pablo Couñago.