Ganar o seguir en el fango. Son las dos opciones a las que se enfrenta esta tarde al Mallorca. El conjunto que dirige Héctor Cúper abrochará una semana frenética ante el Sevilla y casi todos sus proyectos a corto plazo dependerán del resultado que se obtenga frente a la escuadra de Juande Ramos. Después de mucho tiempo, los rojillos tienen en su mano la posibilidad de conectar dos victorias y de empezar a divisar la salida del laberinto. Eso sí, lo harán con un equipo distinto al que noqueó al Celta el pasado miércoles y sin la presencia en el campo de su último referente, Cristiano Doni, que ayer a última hora se cayó de la lista de convocados debido a una inoportuna lesión que va aplazar su adaptación al campeonato (Son Moix, PPV, 17.00 horas).
Llega el Mallorca a este punto de competición con el combustible muy justo, pero con la sensación de que una nueva alegría puede ayudarle a superar uno de los baches más profundos de su historia reciente. El doble fracaso ante Alcoyano y Villarreal activó todos los niveles de alerta y empezó a dibujar un futuro lleno de sombras, pero sorprendentemente, la última cita liguera ha devuelto la calma al vestuario y la situación se ha invertido por completo. Gracias a los tres últimos puntos que se han añadido a la cuenta corriente, el equipo ha empezado a pensar en positivo y ha sacudirse los complejos que le distinguían de sus rivales.
Ahora todo vuelve a parecer posible. Sin embargo, nadie olvida que un nuevo desliz podría ser irreparable, ya que probablemente haría añicos la fe del grupo y dejaría a los baleares colgados a las puertas de su enésima crisis. El primer problema que debe resolver Cúper es el rompecabezas que se le plantea cada semana a la hora de perfilar un once solvente que se adapte a sus necesidades.