A.P./Efe
Había advertido que iba a hacer unos pequeños retoques en su juego
para ganar también en pista rápida y en su primer torneo sumó el
décimo título del curso. Rafael Nadal se impuso ayer en la final
del Torneo de Pekín al argentino Guillermo Coria por 5-7, 6-1 y 6-2
en una hora y 52 minutos, lo que le permite igualar a Roger Federer
en número victorias y le consolida en el segundo puesto del ránking
ATP.
Se ha pasado la mitad de la temporada jugando sobre tierra batida y Rafael Nadal se ha encontrado con un tenis demasiado defensivo para afrontar los torneos de pista rápida. Consciente de sus limitaciones ha aprovechado su prematura eliminación en el US Open para realizar unos pequeños retoques. Especialmente en su mentalidad. Su tenis es mucho más ofensivo, lo que ayer le permitió recuperar un partido que se había puesto cuesta arriba. Nadal se encontraba por tercera vez esta temporada con Guillermo Coria en una final -el mallorquín le había ganado en Montecarlo y Roma- y el argentino se empleó a fondo en la primera manga para conseguir doblegarle.
El partido recordaba a un duelo sobre tierra batida pese a que
se jugara en pista rápida. Los intercambios eran largos y el
encuentro muy equilibrado. Rafael Nadal se desgastaba con potentes
golpes liftados desde el fondo de la pista y Guillermo Coria
utilizaba su inteligencia para tratar de adelantarse a las jugadas
y cobrar ventaja. En este duelo, el argentino fue el primero en
golpear. Tras llegar a 5-5, un break del sudamericano decantaba el
primer parcial a su favor (5-7) y le permitía cobrar una ventaja
preocupante ya que el duelo debía resolverse al mejor de tres
sets.