La agenda del Drac Inca está repleta de nombres con peso dentro del mapa baloncestístico nacional. Stacey y Angulo son dos de ellos, pero otro de los que ocupa un lugar predilecto en los planes de la entidad es el de Chris Moss. El hasta hace unas semanas jugador del IBB Hoteles Menorca Bàsquet ha sido uno de los interiores más resolutivos de la LEB y sus servicios son codiciados por algunas de las mejores franquicias de la competición.
Moss, de 203 centímetros y 25 años, posee experiencia suficiente como para agradar al Drac Inca, y es una carta ganadora bajo los tableros. El pívot natural de Columbus se formó en la Universidad de West Virginia, para dar el salto a Europa en la temporada 2001/02 de la mano del Ironi Natarianba israelí. El Golben Epinal francés le abrió las puertas del Menorca, que se hizo con sus servicios en el curso 2003/04, para obtener el ascenso a la ACB la pasada temporada después de ser uno de los puntales en los esquemas de Curro Segura, quien apostó por este atlético interior.
Sus números son su mejor carta de presentación, además de un rendimiento espectacular que ha llamado la atención a muchos equipos, en especial al Drac Inca. En 39 partidos, ha promediado 32 minutos, con 17 puntos, 8 rebotes y una valoración de 19,64. Sus prestaciones fueron menores en el transcurso de su segunda temporada, ya que en su aparición por el polideportivo de Maó pulverizó todos los registros.