Con veinte años y un currículum prometedor, Mabel González ha sufrido uno de los golpes más duros que su trayectoria le ha deparado. La piloto mallorquina estaba llamada a ser la única española inscrita en el Campeonato del Mundo de Motocross, que se disputa el próximo fin de semana en la localidad sueca de Uddevalla. Con las licencias en regla tras un acelerado proceso después de que Dorna forzara la organización de la prueba en el último minuto, y con las maletas hechas, tanto ella como su padre, Rubén, esperaban el esfuerzo definitivo por parte de las instituciones para poder convertir en realidad el sueño de Mabel y hacer historia dentro del para las mujeres difícil mundo del motor. La Federación Balear estuvo a su lado, pero el Govern cerró las puertas a Mabel, negándole una subvención de 3.000 euros que le hubiera abierto las puertas del Mundial. También el capital privado optó por obviar a la piloto balear. «Estuve esperando cuatro horas a poder hablar con alguien de la Asociación Hotelera de la Playa de Muro. No me atendieron, y eso que pedí cita previa», exclama Rubén, quien reconoció que «salvo un milagro» no estarán en Suecia, entre otras cosas porque materialmente resulta imposible a tres días para el Mundial.
La inversión que habían realizado rondaba los diez mil euros, pero aún faltaba una última porción «que incluso podía haber sido de dos mil euros», admite Rubén, quien agradece el testimonial apoyo de algunas firmas comerciales, pero contempla como las muchas horas que su hija agota entrenando de poco le acaban sirviendo. Mabel cuenta en su hoja de servicios con una larga lista de victorias, entre las que destaca el título territorial de motocross en la categoría de 80 centímetros cúbicos en el año 2000. Ha tomado parte en el nacional y en la categoría de féminas no ha tenido rival en 2004. Todo ello hace más grave el que Mabel González no haya podido viajar hasta Suecia. «Está derrumbada, y sólo se pregunta si vale la pena seguir con ésto. Es normal, porque ha entrenado mucho y no es justo», admite su padre, quien no baja los brazos y ya comienza a planificar futuros desafíos en el horizonte de una de las pilotos con mayor proyección a nivel nacional, pero que por la falta de tacto de las instituciones y la celeridad de la organización del Mundial de MX2, a celebrarse con motocicletas de 125 centímetros cúbicos, una modalidad a la que Mabel González se ha adaptado con celeridad y en la que puede dar mucho que hablar. Eso si no se le vuelven a cerrar todas las puertas dentro de su más apasionante carrera.